El Atalanta, uno de los equipos con más capacidad anotadora de Europa en las últimas temporadas, se encomendó a su central, el suizo-albanés Berat Djimsiti, para superar 2-1 al Olympiacos, que encajó dos tantos de un defensa que rescató a tiempo a su equipo.
El Atalanta, atascado en su pelea por alcanzar la Liga de Campeones tras empatar contra el Juventus la pasada jornada, necesitaba darse una alegría en la Liga Europa, competición a la que cayó después de acabar tercero en la fase de grupos de la máxima competición continental. No pudo con el Manchester United y el Villarreal y tuvo que conformarse con jugar en un torneo menor.
Su primer rival representa todo lo contrario que el Atalanta. El Olympiacos, y más a domicilio, es un equipo que no ataca. Sólo defiende. Y, al conjunto dirigido por Gian Piero Gasperini no le tiembla el pulso a la hora de tocar arrebato para golpear a las porterías contrarias.
El guión era evidente y nadie se salió de él durante los 90 minutos del duelo. El Olympiacos echó el cerrojo atrás, esperó en todo momento al Atalanta y se encomendó a alguna jugada aislada para golpear a su rival. Y, eso fue lo que pasó, sobre todo en el acto inicial, en el que los hombres de Gasperini, sin ideas, naufragaron ante la efectividad griega.
El Olympiacos sólo necesitó un disparo entre los tres palos para marcharse por delante en el marcador al descanso. El brasileño Tiquinho Soares, a los 16 minutos, sorprendió al Atalanta, que pudo llevarse otro susto si el nigeriano Henry Unyekuru hubiese aprovechado un regalo del colombiano Luis Muriel, asistente inesperado en funciones defensivas extrañas para él.
Con el tanto de Tiquinho Soares y apenas un par de cabezazos intrascendentes del croata Mario Pasalic, el Atalanta se marchó deprimido al vestuario sin la intención de bajar los brazos. Suyo había sido el dominio y el resultado era para su rival. Entonces, Gasperini agitó el banquillo y todo cambió.
El neerlandés Teun Koopmeiners y el franco-marfileño Jérémie Boga saltaron al terreno de juego. Su presencia, junto a la inspiración del ucraniano Ruslan Malinovskyi y la aparición inesperada del central Djimsiti, fueron providenciales para el Atalanta, que en apenas un minuto y medio dio la vuelta al marcador.
Entre los minutos 61 y 63, Djimsiti remató a la red dos saques de esquina que fulminaron al Olympiacos. El hombre más inesperado para marcar acabó con la resistencia del cuadro griego, que ya se vino abajo y su tímida reacción final, no sirvió para nada. La vuelta, decidirá todo.