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Se veía distendido, relajado, tranquilo. Gianni Infantino, sin el saco y la corbata que acostumbra a lucir, salió a atender en exclusiva a EL HERALDO.

Una sonrisa y un estrechón de manos fue la bienvenida del presidente de la Fifa, que vestía camiseta y pantalón deportivo.

'¡Me siento feliz en Barranquilla!', exclamó tras el saludo al equipo de trabajo de esta casa editorial.

Estaba almorzando y departiendo en la casa de Fuad Char Abdala con el anfitrión, con su esposa, María Mercedes De La Espriella; con sus hijos Alejandro y Antonio, con Ramón Jesurun, presidente de la Federación Colombiana de Fútbol (FCF); con Alejandro Domínguez, presidente de la Conmebol; con Matias Grafstrom, secretario adjunto de la Fifa; y otras personas.

Infantino dejó el espacio donde se encontraba reunido y disfrutando de un buen vino para responder a unos interrogantes sobre su estancia en ‘Curramba’ y sobre la actualidad futbolera mundial, más exactamente de la idea de organizar el mundial cada dos años, una propuesta en la que tiene muchos contradictores, empezando por Domínguez, máximo dirigente sudamericano.

Infantino también dio a entender que le agrada la posibilidad de mantener para siempre la medida coyuntural (por la pandemia) de permitir cinco sustituciones por partido.