La selección española no tuvo rival en una Georgia mermada por las bajas y aprovechó la ocasión para rescatar la añorada contundencia (4-0), con lavado de cara al once de Luis Enrique, sentenciando el duelo con tres tantos en la primera parte que aumentan la presión a Suecia en el pulso por la plaza que da acceso directo al Mundial.
El primer partido tranquilo de España camino de Catar 2022 llegó con revolución de Luis Enrique en su once. Rejuveneció tanto el equipo que César Azpilicueta portó el brazalete de capitán con 29 internacionalidades. La velocidad en el juego y el físico por encima de la experiencia. Jugadores como Koke y Sergio Busquets, malparados en el repliegue en la derrota de Suecia, relegados al banquillo. Era un buen día para probar nuevas caras.
Y aparece una sorpresa para todos menos para Luis Enrique. Abel Ruiz jugó en punta de ataque. Por delante de Álvaro Morata y de tantos otros delanteros españoles que quedaron fuera de la convocatoria. Gusta su movilidad, la capacidad de asociación que añade al remate que le hizo batir récords en las categorías inferiores. Perdonó la que tuvo en una noche en la que España exhibió contundencia.
Los goles que tanto se añoran en partidos en los le merma la falta de pegada, aparecieron en un primer acto de total superioridad. La asociación valencianista Carlos Soler-Gayá comenzó a desequilibrar el duelo. La visión al espacio del centrocampista a las subidas por banda del lateral. Georgia se encerraba y renunciaba a todo. Con un 4-5-1 como sistema, solo un milagro le habría permitido acariciar un punto como ocurrió en la ida.
Aquel día salió al rescate en el añadido Dani Olmo, jugador cuya importancia se ha comprobado en su ausencia. Como Pedri. Era el día de romper líneas con la velocidad de Marcos Llorente, Gayá y Ferran Torres. Antes de cumplirse el cuarto de hora, tras dos avisos de Ferran, Gayá abría el marcador con fortuna. Su disparo lo desviaba el defensa Kashia dentro de su portería.
Con el viento a favor y Rodri exhibiendo cualidades al mando, España se gustó. Georgia no encontraba la forma de frenar la potencia de Gayá, que buscó el segundo con un disparo y le anularon el tercero por posición antirreglamentaria. Por el otro costado, el derecho, se descolgaba Marcos Llorente. Sus arrancadas hasta la línea de fondo dejan siempre peligro. Soler no lo desperdició para seguir de dulce. Dos partidos con la absoluta y dos goles.
Esa llegada desde segunda línea es un factor a explotar por Luis Enrique que no encuentra la regularidad en el gol de un delantero centro puro. Su jugador más fiable es Ferran Torres que firmó su tercer tanto de la fase de clasificación tras una nueva asistencia de Llorente el día que le abrieron las puertas de la titularidad y le situaron en su demarcación natural.
La situación del grupo invitaba a España a no levantar el pie del acelerador. A la espera de un error de Suecia, que visita Grecia la próxima jornada, cuantos más goles a su favor mejor para apurar esquivar la repesca. Sintiendo la derrota y liberada de presión, en un minuto Georgia hizo más que en todo el primer acto. Azarov, con dos amagos de escuela, fue el primero que probó a Unai Simón.
El portero no blocó un disparo posterior de Mikautadze, que aumentó la peligrosidad ofensiva de Georgia con otro remate que repelió el poste, pero de acariciar el primer tanto pasó a encajar el cuarto en la primera ocasión que dejó explotar a España su velocidad al contragolpe. Fornals lo dejó en bandeja a Sarabia.
Luis Enrique premió a Robert Sánchez con su debut, satisfecho con la reacción de sus jugadores a la derrota y el comportamiento ante la obligación. España recuperó sensaciones perdidas antes de visitar Kosovo y apurar sus opciones de ganarse el billete directo a Catar.