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No hacía falta que Andriy Shevchenko se convirtiera en el seleccionador de Ucrania para ser considerado el hombre más relevante en la historia del fútbol de su país. Nadie como él ha paseado con más brillo la bandera ucraniana con el balón en juego.

Sus ocho años como referencia de un Milan por entonces aún al alza y las dos en la Premier, en un buen Chelsea, le consolidaron ya entre las leyendas de los grandes delanteros de la historia reciente.

Maneja todo tipo de premios, de reconocimientos y distinciones este tipo de Dvirkishchyna, de 44 años, cuya reputación y cuyo poso impulsó el fútbol de Ucrania que ahora maneja.

Era innecesario que Sheva, que despuntó en el Dinamo Kiev para ser uno de los jugadores más cotizados del mundo, tomara las riendas del equipo nacional ucraniano, al que defendió sobre el césped en 111 ocasiones en las que anotó 48 goles, para mantener en el mapa futbolístico al combinado 'Zbirna'.

En cualquier caso Andriy Shevchenko ha ido más allá. Ucrania nunca ha llegado tan alto como con él. Tanto en el campo como antaño como ahora, en el banquillo. El sexto máximo anotador de la historia de las competiciones europeas comanda un equipo nacional que alargó su leyenda en Hampdem Park de Glasgow donde encontró el camino hacia los cuartos de final de la Eurocopa.

La selección ucraniana, que superó por primera vez la fase de grupos de un torneo continental aunque fuera como la peor de las mejores terceras, es una de las ocho supervivientes del evento.