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Nada se salvó. El nuevo coronavirus se tomó al planeta en todos sus órdenes y paralizó por completo las distintas actividades. El mundo del deporte no pudo gambetearlo y se vio obligado a hacer un ‘stop’ general por varios meses.

Muchísimas competencias fueron canceladas y otras postergadas. Hasta los Juegos Olímpicos, que este año correspondían a Tokio, Japón, fueron aplazados para el 2021, algo que nunca había ocurrido en toda la historia de las justas. Solo se había vivido las cancelaciones de las olimpiadas de 1916, 1940 y 1944 por las guerras mundiales.

A los dirigentes, entrenadores y deportistas les tocó lo mismo que a todos, reinventarse, y amoldarse a las nuevas realidades. Nueve meses después del parón, a la espera de una solución contundente y definitiva (se espera que sea la vacuna, que ya se empezó a aplicar en todo el mundo), todavía continúa la adaptación a un deporte sin público en las tribunas o con aforo limitado. Aún se siguen buscando soluciones para mantener la llama encendida en medio de la crisis.

El 24 de marzo, el presidente del COI, Thomas Bach, y el primer ministro japones, Shinzo Abe, acordaron aplazar los Juegos Olímpicos. Para entonces, ya se habían suspendido la mayoría de competiciones deportivas en todo el universo incluido los mundiales de atletismo bajo techo, las grandes pruebas ciclistas, las series mundiales de triatlón, el mundial de motociclismo, el de automovilismo, los circuitos profesionales de tenis y de golf, las competiciones de todo tipo en Italia, España y casi toda Europa, la NBA, la Copa Libertadores, la Champions, la Copa América o la Eurocopa de fútbol.

Las demás competiciones, todas, fueron cayendo en cascada. Las sociedades se fueron confinando y, con ellas, sus deportistas.

Para colmo de males, el 2021 despidió a dos grandes exponentes del deporte, el ex basquetbolista Kobe Bryant y el exfutbolista Diego Maradona. Escenas dolorosas en un año difícil en el mundo deportivo.