El París Saint-Germain acabará primero de su grupo de la liguilla de la Liga de Campeones, propulsado por un Neymar en estado de gracia, autor de un triplete contra el Basaksehir de Estambul (5-1), en un partido jugado en dos días por una interrupción provocada por un inédito insulto racista.
La actuación del brasileño, secundada por Kylian Mbappé que puso fin a una serie de 9 partidos sin marcar, emergió de un duelo que acabó este miércoles, pero que había comenzado el martes y que pasará a los anales como el del insulto racista del cuarto árbitro.
La palabra 'negro' pronunciada por el asistente rumano de la contienda en el minuto 13 del partido en dirección de Pierre Webo provocó la indignación del camerunés, miembro del cuerpo técnico del equipo turco, y arrastró a otros jugadores de ambos equipos que tras la indignación inicial pusieron rumbo a los vestuarios.
El enfado no se calmó y la UEFA decidió reportar el partido un día y cambiar al equipo arbitral.
En ese contexto se reinició el duelo, allí donde había quedado, con los jugadores y árbitros en torno al círculo central, rodilla en tierra, puño en alto contra el racismo, en un partido con vocación de punto y final de una era que banaliza determinados comportamientos.
El episodio no desapareció del todo, ni siquiera con la monumental actuación de Neymar, decidido a conducir a su equipo a una victoria que les colocara primeros de su grupo y acabara con las tribulaciones que el PSG ha tenido en la competición, en la que ha nadado al borde del precipicio.
Ni rastro queda de aquel París tembloroso que se salvó por los pelos, pero que llegó con todo a su favor al último duelo, a falta solo de vencer a un Estambul que ya no aspiraba a nada y que acumula ya seis partidos sin conocer la victoria.
El PSG se impuso bajo la batuta de un Neymar, que inventó el primer gol a los 21 minutos, tras un genial caño a Ponck y una volea no menos hermosa a la escuadra de Günok.
En el 38, un encadenamiento de errores del Estambul permitió a Neymar marcar el segundo y cinco minutos más tarde, tras un penalti señalado por el VAR tras anular un gol de Bakker por fuera de juego, hubiera sido el tercero si no es porque el brasileño se lo cedió a Mbappé.
Lo hizo para que la joven promesa gala, que acaba de firmar su centésimo tanto con la camiseta parisiense, acabara con una racha mala en la Liga de Campeones. Fue su vigésimo tanto en la máxima competición europea, lo que le convierte con 21 años y 11 meses en el más joven en lograr esa cifra, desbancando por 9 meses al argentino del Barcelona Lionel Messi.
Tras el descanso, Neymar completó su triplete con una serie de regates y una pared con el recién entrado Ángel di María.
Redujo distancias Topal en un saque de córner y varios rechaces, pero la suerte del duelo estaba echada y Mbappé logró el quinto en una internada de Neymar y Di María, que sirvió para que el francés enterrara de forma definitiva su mala racha.
Ni esa noticia, ni su condición de jugador más joven en marcar 20 goles en Europa, ni el tercer triplete en la competición de Neymar, ni la clasificación como primeros de grupo del PSG, nada hizo olvidar la auténtica historia de un partido que se ganó un lugar destacado en los libros de historia.