El alero Lebron James ya tiene en su poder un nuevo título de campeón de la NBA, el cuarto de su brillante carrera, después de que Los Angeles Lakers se exhibieron ante los Heat de Miami en el sexto partido de las Finales por 106-93 que ganaron 4-2 al mejor de siete.
Los Lakers consiguen su decimoséptimo título de campeones de la NBA, el primero desde el 2010, y empatan con los Celtics de Boston como las mejores dinastías de la liga.
James logra su cuarto anillo de campeón de la NBA con tres equipos diferentes después de haber ganado dos con los Heat, el tercero con los Cavaliers de Cleveland y el cuarto con los Lakers, tras haber disputado 10 Finales.
Aunque el partido duró 48 minutos, en realidad el título ya estaba definido desde el primer cuarto (28-20), cuando los Lakers quisieron hacer un baloncesto de verdad, tras haber sido menos competitivos en el tercero y quinto, para arrollar en todas las facetas del juego a unos Heat sin nada que ofrecer.
James, que acabo con un triple-doble de 28 puntos, 14 rebotes y 10 asistencias, que le hizo merecedor de su cuarto premio de Jugador Más Valioso (MVP) en las 10 Finales que ha disputado, tenía ya definido el triunfo de los Lakers al concluir la primera parte con un parcial de 64-36.
El alero estrella consiguió su undécimo triple-doble en las Finales de la NBA, nueva marca en la historia de la liga.
James ya había conseguido 11 puntos, nueve rebotes y seis asistencias, al concluir la primera parte, mientras que los Heat se habían convertido en un equipo completamente irreconocible, dado que le fallaba todo su ataque y su defensa no existía.
De esta manera, el pívot Anthony Davis, que acabó también con un doble-doble de 19 puntos, 15 rebotes y tres asistencias, y el veterano base Rajon Rondo, que logró 19 tantos, 13 de ellos en la primera mitad cuando anotó los seis tiros que hizo a canasta, incluido un triple, dejaron sentenciado el partido.
El resto no fue más que cumplir con el expediente y dejar más interrogantes sobre todo lo que había sucedido en los dos partidos ganados por los Heat -tercer y quinto de la serie-, especialmente al ver que el tercer periodo concluía con otro parcial de 87-58, sin que nada hubiese cambiado en el juego por parte del equipo de Miami, a pesar de que los Heat recuperaron a su base titular, el esloveno Goran Dragic, que se había perdido los cuatro partidos anteriores de la serie.
Los Lakers volvieron a su camiseta tradicional después que en el quinto partido llevaron las denominadas 'Mamba' en honor al exescolta Kobe Bryant, que fue el último que le dio un título a los Lakers, en el 2010, junto con el pívot español Pau Gasol.
James y el resto de los jugadores de los Lakers dijeron que luchar por el título y conseguirlo era el mejor homenaje que le podían hacer al espíritu de Bryant, quien falleció en accidente de helicóptero el pasado enero junto a su hija Bianca, de 13 años, y otras siete personas más que viajan en la nave que se estrelló.
El pívot Bam Adebayo fue el único jugador de los Heat que se mantuvo competitivo frente a los Lakers al conseguir un doble-doble de 25 puntos, 10 rebotes, cinco asistencias y dos tapones.
Pero el escolta-alero Jimmy Butler, que había sido el mejor jugador de los Heat, en los dos triunfos que habían logrado, desapareció por completo y acabó el partido con apenas 12 puntos, ocho asistencias y siete rebotes.
Los mismos puntos que tuvo el alero Jae Crowder y el escolta Duncan Robinson, que en el quinto partido había sido decisivo con sus triples y apenas anotó 10 tantos para completar la lista de los cuatro jugadores de los Heat que tuvieron número de dos dígitos.
Los Heat al concluir la primera parte fueron los primeros que se dieron por vencidos y siguieron sin reaccionar mientras que el único jugador que luchaba era Adebayo.
El marcador final quedó maquillado cuando los Lakers retiraron a todos sus titulares del campo antes que concluyese el partido y el equipo angelino dejó de hacer defensa.
Los Heat, que disputaron las sextas Finales de su historia, las primeras desde el 2014 cuando estaba con ellos James, las perdieron por tercera vez, segundas consecutivas.
De esta manera terminaba la temporada regular de la NBA 2019-20, que tuvo que jugarse en la burbuja de Orlando para proteger a los jugadores de la pandemia del coronavirus que obligó desde el pasado 11 de marzo a suspender la competición por más de cuatro meses.
La burbuja montada por la NBA, en la que no hubo espectadores, le costó a la liga 150 millones de dólares, que de alguna manera recuperaron con los derechos de televisión, que al final pudieron trasmitir seis partidos de la serie por el título de campeón.