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El promotor de la Copa Davis y central del Barcelona, Gerard Piqué, se mostró convencido ayer de que el nuevo formato del torneo es 'un éxito absoluto', aunque admitió que necesitará 'retoques' para el futuro.

'La competición es un éxito absoluto', afirmó Piqué, en declaraciones a la televisión privada española Movistar, antes del inicio del dobles decisivo, en el que España se juega su pase a la final de la Copa Davis ante Gran Bretaña.

A punto de finalizar la primera edición de la centenaria competición en su nuevo formato, Piqué se mostró satisfecho destacando que 'lo más importante es que tiene alma, los jugadores lo viven como nunca, tienen reacciones que no tienen ni en los Grand Slams'.

'El hecho de llorar después de perder un partido, como celebran las victorias con sus equipos, creo que eso es único y eso no se puede comprar con dinero, eso la gente lo tiene dentro', aseguró Piqué, promotor de la reforma de la competición, a través de su sociedad de inversión Kosmos.

'Creo que esta es la base y a partir de ahí a crecer muchísimo', añadió Piqué, quien, sin embargo admitió que habrá que repensar algunas cosas para la edición del próximo año.

'Se van a retocar cosas, obviamente, el tema de los horarios hay que retocarlo', consideró, después que la competición haya sido criticada por jugar partidos que han acabado ya muy de madrugada.

El caso más flagrante fue el partido entre Estados Unidos e Italia (2-1), que terminó pasadas las 3 de la madrugada del jueves pese a que era intrascendente puesto que los dos equipos ya estaban clasificados.

'Pero, bueno, es lo que pasa con los eventos cuando se cambia el formato', afirmó Piqué, dejando entender que esta primera edición de Copa Davis en formato de fase final de un mundial, ha servido un poco de banco de pruebas para el futuro.

El central azulgrana se acercó a la Caja Mágica a ver la semifinal que juega España contra Gran Bretaña, tras disputar con su equipo un partido liguero contra el Leganés (2-1), a una quincena de kilómetros de la capital española.

El domingo se jugará la final entre Canadá, que venció 2-1 a Rusia en la primera semifinal, y el vencedor del cruce entre España y Gran Bretaña.