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Juego, set y partido. Carlos Behar luce tranquilo frente a las canchas de polvo de ladrillo del Country Club de Barranquilla. Hace apenas unas horas había superado a su rival en la final del torneo ‘senior’ y ahora posa frente a las cámaras con su trofeo. No hay mayor afán ni presiones de antaño. Después de tantos viajes, raquetas y sueños logrados, el brillo agudo de la victoria sigue intacto en sus ojos. 

Tranquilo, con la frescura de un hombre que sigue escribiendo su historia, observa al futuro con las mismas ganas que lo hizo cuando era un joven tenista lleno de talento e ilusión. Ligado al tenis desde su infancia, Carlos se acostumbró a ganar partidos y trofeos. Ahora, como si aún viviera en aquellos años en los que jugó Roland Garros, recuerda con cariño un pasado que sigue siendo presente.

Behar fue campeón de la categoría mayores de 60 años del torneo ITF Senior Grado 5 que se celebró en Barranquilla. Elegante, un señor del tenis que ha vivido su vida en torno a un deporte que le regaló alegrías y triunfos. Más de tres décadas después volvió a la ciudad a competir. Esta vez como número uno y padre de tres hijos.

'El calor y la humedad de Barranquilla no se sienten igual cuando uno tiene más de 60', cuenta entre risas. 'Vine a la ciudad hace más de 30 años en medio de un circuito de tenistas que se hacía por Colombia. Había mucho ambiente y público en las gradas', recordó.

50 años atrás, el tenis era un deporte que prohibía a sus grandes estrellas recibir cheques de varios ceros o premios astronómicos. En Barranquilla, durante muchos años, se premió a los tenistas de una forma bastante peculiar. No había cheques ni bolsas de billetes, pero sí joyas. 

'Mi padre fue campeón nacional de tenis y fue quien me inculcó el gusto por el deporte. Incluso vino a Barranquilla a competir en varias ocasiones y me contaba que el premio al ganador era un anillo de esmeraldas', explica Carlos, quien tuvo la oportunidad de recorrer Europa participando activamente en el circuito profesional.

En aquellos años la vida del tenista era más tranquila. Sin redes sociales ni Internet se jugaba casi que a otro deporte. No había raquetas ligeras ni camisetas de tela ultra delgada. Ir al gimnasio era un ritual extraño y los peloteos eran más cortos y precipitados. 'La ropa en aquella época era de algodón. Después de los partidos se tornaba todo muy pesado. Las raquetas son diferentes, todo ha cambiado. Las bolas, las canchas, etc', comenta el campeón. 

Curiosamente, después de cambiar los cortos por las pantalonetas a la altura de las rodillas, Carlos Behar logró una hazaña histórica: ser el primer colombiano número uno en el circuito ‘senior’ del tenis. Lo hizo como jugador de dobles, en la categoría de mayores de 60 años. 

De Barranquilla se despidió con otro trofeo y con la felicidad de haber revivido recuerdos dorados. En un año, cuando quizá vuelva a desplegar su talento sobre la arcilla de las canchas del caluroso Country Club, lo hará tranquilo, como un deportista ‘senior’ que sabe lo que es ser campeón.

 Por Salomón Asmar Soto
Twitter @heybarro