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Jugar al básquet era la pasión de niño de Lautaro Martínez, pero ahora emboca de maravilla en los arcos de fútbol, con la ilusión de ser compañero de Lionel Messi en el ataque de Argentina en el Mundial de Rusia-2018.

Sus sueños con la camiseta blanquiceleste se están cumpliendo. El DT de la Selección, Jorge Sampaoli, lo acaba de convocar, por primera vez, para los partidos amistosos de marzo contra Italia y España.

Pero aún hoy confiesa que prefiere 'ver un partido de básquetbol que uno de fútbol'. No es extraño porque nació hace 20 años en Bahía Blanca (al sur), la capital nacional del baloncesto.

Desde la tierra natal de Manu Gionóbil, veterana figura de los Antonio Spurs de la NBA, llegó como un viento sureño a Buenos Aires. Por su potencia, le dicen el 'Toro'.

¿Con Messi es difícil?

¿Dirá, como Paulo Dybala (Juventus, Italia), que no es fácil jugar al lado de Messi? Por lo pronto, parece ser un muchacho maduro que se cuida de lo que dice. La pelea por el puesto de 9 será dura: sus rivales son Sergio Agüero y Gonzalo Higuaín.

'Mis objetivos son ganar la Libertadores y el Mundial, después veremos', declara cuando llueven ofertas multimillonarias.

En la fila de interesados había varios clubes europeos de primer orden, pero el Inter de Italia casi seguro se quedará con la emergente estrella del fútbol argentino por unos 25 millones de dólares, según la prensa.

'Yo soy el que decido dónde voy a jugar, dónde quiero estar, lo que quiero para mí', pone como límite.

Es muy autocrítico. Al final del partido con Cruzeiro en Avellaneda (suburbio) por la Copa Libertadores, en el que anotó una tripleta, sorprendió con una declaración: 'No me gustó el partido que hice. Más allá de los tres goles, he perdido pelotas que fueron muy fáciles para resolver y las he perdido'. Una de ellas terminó en el primer gol de los de Belo Horizonte.

Pies sobre la tierra

Parece tener los pies sobre la tierra. Insinúa tener en la cabeza algo más que uno de esos raros peinados nuevos con recortes en los parietales y un penacho. 'Tengo que seguir mejorando', afirma.

Cada vez que Sampaoli fue a una cancha a verlo, hizo tres goles. Le marcó a Huracán (4-0) por la Superliga y otros tres a Cruzeiro, noche de entrada a todo esplendor en el escenario internacional.

'¡Borombombón, borombombón, para Lautaro, la Selección!', cantaron a coro más de 40.000 voces de la hinchada de Racing. Es ídolo y joya del club. Sampaoli tomaba mate (infusión) y lo miraba desde un palco.

Goles son amores

Su ascenso fue meteórico. Marcó 53 goles en 64 partidos de divisiones juveniles. Su salto a primera también tuvo resplandor. Reemplazó a Diego Milito, el mayor ídolo contemporáneo de Racing, en 2015.

Es el segundo artillero de la Superliga argentina con nueve tantos.

Salvando las distancias, tiene algo de Messi cuando define con velocidad de rayo cerca o dentro del área. Es práctico, sin ornamentaciones. Le gustan en su puesto el uruguayo Luis Suárez y el colombiano Radamel Falcao. 'Son muy buenos', asegura.

Fue el mejor jugador en el torneo de la Alcudia en España y jugó eliminatorias Sub-20 y el Mundial Corea del Sur-2017. Siempre hizo goles.

Su padre, Mario, jugó en partidos del ascenso. Su hermano Franco juega al básquet. Él dejó atrás los aros. Ahora quiere embocarla junto con Messi.