La dinastía Montoya sigue más viva que nunca en el automovilismo mundial. Tras una larga y exitosa carrera de Juan Pablo por las pistas, ahora es su hijo, Sebastián, quien empieza a construir su futuro en el deporte de los motores.
A sus 12 años, el joven automovilista tiene claro hasta dónde quiere llegar. 'Mi gran sueño es competir en la Fórmula 1', dice Sebastián con voz emocionada al otro lado de la línea telefónica desde los Estados Unidos, en charla con El País.
Para cumplir esa meta que anhela todo piloto, Sebastián y su familia son conscientes de que toca realizar un proceso, donde los objetivos se deben dar paso a paso. Así, sus primeras aceleraciones las está dando en los karts, la base para convertirse en lo que fue su padre, el mejor piloto de todos los tiempos en nuestro país.
Sebastián acaba de dar un gran primer paso en su corta carrera, ingresó a la academia de Formación Ferrari, una de las más importantes del mundo. Allí pretende conocer y aprender nuevas técnicas que lo ayuden a mejorar sus condiciones como piloto.
'Es una posibilidad muy chévere a mi edad tener esta nueva experiencia. Correr en Europa es algo muy diferente, por ejemplo uno se encuentra con otro tipo de motores, llantas y pistas; son elementos que afectan la competencia', comentó Sebastián, quien el pasado fin de semana comenzó su aventura europea con la escuadra de Tony Kart Racing Team, base de Ferrari en esta modalidad.
De Juan Pablo ha heredado no solo la pasión y el amor por el automovilismo, sino también su estilo de correr, aunque Sebastián se considera más agresivo en la pista. Incluso confiesa que sus entrenadores lo califican como un ‘loco’ al volante por su forma de conducir.
'Siento que soy un buen piloto, siempre trato de realizar lo mejor, me considero muy agresivo en la pista', agregó el talentoso chico que corre desde los 5 años.
Y es que el grado de exigencia para formarse como un corredor competitivo comienza por casa. Juan Pablo, conocedor como nadie más de los secretos y detalles que tiene esta profesión, le inculca desde pequeño ser un piloto ganador, así como fue él cuando maravilló a propios y a extraños en su gran momento.
De su mano, Sebastián aspira a consolidarse como uno de los mejores del automovilismo. Es admirador de Fernando Alonso, Sebastian Vettel y Lewis Hamilton, campeones en la principal categoría del automovilismo.
Incluso, el año pasado tuvo una linda experiencia de poder compartir con el piloto español.
'En la anterior edición de las 500 Millas de Indianápolis conocí a Fernando Alonso. Fue un encuentro muy especial para mí, pude hablar con él y sin duda fue una experiencia muy grande', apuntó.
Sebastián se abre camino en un mundo donde siempre será comparado con lo que fue su padre en el automovilismo, un hecho que ya ha ocurrido en el pasado con los Fittipaldi, Piquet, Prost, Hill, por mencionar solo algunas familias donde los hijos de las grandes leyendas han tomado sus banderas deportivas.
No le preocupa que en el futuro aparezcan las comparaciones. Por el contrario, lo ve como un plus para llegar a igualar o ser mejor que Juan Pablo.
'Al principio era muy difícil que siempre terminen comparándote. Es algo que aprendí a controlar después de mucho tiempo y toca sacar lo mejor de esa situación'.
'Es muy bacano poder tener como padre a alguien que ha sido un gran piloto. Es chévere que te digan que ha sido uno de los mejores y quiero ser igual o mejor que él', agregó Sebastián.
El poder contar con el apoyo cercano de Juan Pablo en todo su proceso formativo es algo que la familia Montoya valora demasiado. 'Es el mejor ‘coaching’ con el que pueda contar ‘Sebas', indica su madre Conny Freydell.
'Mi papá me aconseja en todos los aspectos. Cómo debo mejorar física y psicológicamente; la forma de manejar, mi agresividad; él siempre me acompaña', explicó Sebastián.
Ha logrado asimilar que a su edad las responsabilidades pasan por sus compromisos académicos y deportivos. Su tiempo lo reparte entre cuadernos y su preparación como piloto. Cursa séptimo grado en una institución educativa de la Florida, Estados Unidos, donde reside.
Cuando tiene algo de tiempo libre lo aprovecha haciendo triatlón, actividad paralela que le sirve para complementar su formación. Además, es amante de los videojuegos de carreras, un hobbie que lo comparte con su padre.
Dice extrañar muchas cosas de Colombia a pesar de que nació y se crió en territorio estadounidense. Corre con bandera colombiana en todas sus competencias y asegura que la luce con orgullo.
Sobre el futuro de los pilotos nacionales que participan por fuera del país, el joven piloto manifestó que 'se ha elevado mucho el nivel de los corredores colombianos y sería muy importante que les vaya bien'.
El apoyo familiar es vital
Todos los sueños que tiene Sebastián sin duda que se van a lograr con la complicidad de su entorno familiar.
Es por eso que tener a su lado a sus padres será el mejor sostén con el que este chico va a contar para tomar las mejores decisiones en su futuro.
'Sebastián va por buen camino, se puede decir que soy muy duro con él. Para las tareas ni me importa, para esto sí. Lo estoy tratando de educar que pueda darse una oportunidad real de llegar a algo. Yo ya viví todo, sé lo duro que es, cómo lo tratan a uno y lo duro que hay que trabajar para poder llegar. Quiero que el día que tenga una oportunidad esté preparado mentalmente y físicamente, y sepa manejar la situación. La verdad, la madurez que tiene el ‘culicagado’ me impresiona. Lo hace muy bien', declaró hace algún tiempo el orgulloso padre.
Y en ese sentido, ahora las prioridades en los proyectos deportivos de los Montoya pasan por Sebastián, a pesar de que Juan Pablo corre en algunas ocasiones a lo largo del año.
Para Conny, este es un nuevo desafío como familia. 'Cuando yo conocí a Juan Pablo, estaba en la etapa de pasar de Indy a Fórmula 1 y su sueño estaba ya cristalizado. Con Sebastián estamos empezando, este camino yo no lo conozco, Juan Pablo sí, y lo que nos motiva a seguirlo apoyando es que la gente que sabe se lleva una grata impresión de lo que es ‘Sebas’ como piloto'.
Las tareas al interior del entorno familiar son bien repartidas para que Sebastián pueda gozar de un aprendizaje tranquilo, pero exitoso.
Mientras Juan Pablo es la persona que lo guía en su formación automovilística, Conny es quien está pendiente de sus cosas cuando está por fuera de las pistas.
Su madre, con un tono más tranquilo y aterrizado, no le pone tanta presión a Sebastián en lo que puede llegar a realizar como piloto.
'El sueño para nosotros es lo que quiera Sebastián. Ya él se ha metido más en lo que es el deporte internacional y sabe que lo máximo del automovilismo es la Fórmula 1, entonces es lo que él quiera en el futuro', acotó Conny.
Incluso, a corto plazo tienen planificado ir adaptando sus compromisos en la medida que vaya creciendo en lo deportivo.
'El próximo año tenemos pensado en que Sebastián pueda seguir estudiando de manera virtual para que dedique más tiempo al automovilismo, eso sí, si él quiere seguir corriendo, por encima de todos respetamos sus decisiones', atinó Conny.
La temporada 2018 será el escenario para que Sebastián Montoya comience a escribir su propia historia como piloto.
'Vuelta por vuelta, curva por curva y pásala bueno', es el consejo que con sentimiento maternal le transmite Conny cada que sale a la pistas del mundo.