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Miguel Marriaga (25-2, 21 Ko´s) aterrizó en Los Ángeles (Estados Unidos) en la misma condición del equipo de Uruguay en Río Janeiro en 1950 o como lo hizo James ‘Buster’ Douglas en Tokio antes de enfrentar al temible Mike Tyson, con todas las apuestas en su contra para la pelea de campeonato del mundo avalado por la Organización Mundial de Boxeo ante el titular de los superplumas, el ucraniano Vasyl Lomachenko (8-1, 6 Ko´s), este sábado en el Microsoft Theater.

Indiscutiblemente el púgil arjonero anda surfeando en la cresta de la ola que había estado esperando en toda su carrera pese a no ceñirse aún una corona orbital en las dos categorías en las que ha navegado en el mundo de las fistianas.

Sumar dos peleas por título del mundo de forma seguida es una oportunidad que muy pocos pueden contar y la tercera en su historial profesional con una bolsa que lo terminará de convertir en el nuevo ‘Rocky’ Valdés o Fidel Bassa, ambos ejemplos de cómo no malgastar su dinero y saberlo invertir, como dijo su entrenador Samuel Gómez, 'un cuarto de hora que no se puede menospreciar y que le permitirá seguir invirtiendo en bienes raíces como lo ha hecho hasta ahora al ser un muchacho juicioso y ordenado'.

Pero no solo la bolsa es la principal motivación del campamento del colombiano, quien se fue una vez más para Ciudad de México hace un mes y donde sumó ciento once asaltos con ‘sparrings’ de guardia zurda, la misma de Lomachenko, también es la corona que posee el ucraniano y que pondría al bolivarense en la élite del pugilismo mundial.

Pero, ¿quién es este Vasyl Lomachenko que con un registro tan corto de ocho combates y habiendo debutado en el profesionalismo a los 25 años se lleva las apuestas este fin de semana ante Miguel Marriaga?

La trayectoria aficionada del ucraniano es su gran hoja de presentación: 396 victorias en el campo amateur y una sola derrota, con dos idas a los juegos olímpicos en Beijing 2008 y Londres 2012 arrasando el oro en su categoría en las dos oportunidades.

En el poco tiempo que lleva en el boxeo de paga, ha disputado dos títulos del mundo (pluma y superplumas) saliendo con la mano en alto ante el estadounidense Gary Russell Jr, en 2014, y ante el puertorriqueño Román Martínez, en 2016, respectivamente.

Dueño de un juego de piernas que lo hacen un verdadero cazador de ángulos de golpeo que desconciertan a su rival, una habilidad que fue cultivando desde niño cuando su padre, un profesor de Educación Física, lo metió a clases de kalinka, el baile tradicional de la antigua Unión Soviética e igualmente de la independiente Ucrania donde nació.

'Él no es un extraterrestre. Los golpes también le entran y estamos trabajando para poder hacerle una buena pelea. No hay duda que el combate es peligroso, pero la presión es para él. Las miradas están sobre él y él es el que tiene que convencer. Miguel Marriaga sabe que no se puede dejar avasallar por los golpes de un peleador que ha hecho eso con sus contrincantes, manejar la corta distancia para no darle trayectoria a sus golpes, mover mucho la cabeza y no ser tan frontal o un blanco fácil, un plan muy parecido a lo que hizo Orlando Salido (la única derrota de Lomachenko). Él (Lomachenko) no es un pegador nato, es rápido, una especie de Manny Pacquiao en miniatura. Nosotros no descartamos la posibilidad de ganar porque para eso nos preparamos', dijo Samuel Gómez desde Los Ángeles.

El peso es uno de los interrogantes de cara a esta reyerta. Marriaga subió de categoría para medirse con Lomachenko, pasando de 126 a 130, un salto que no le debe costar mucho al bolivarense que para el enfrentamiento ante Óscar Valdez subió en 129 y para el próximo sábado, después de pesaje oficial, debe rayar las 135 libras, un peso que no le debe restar velocidad de manos y de piernas.

Sin embargo, podría dar algunas libras de ventaja ante su contrincante europeo en la rehidratación como quiera que Lomachenko es un 130 natural y debe estar para la noche del pelito rayando las 140 lo que puede darle una mayor presencia corporal, algo que no es nuevo para Marriaga debido a que ya lo vivió contra Nicholas Walters en Nueva York.

'Esta pelea tampoco es el final de la carrera de Marriaga. Él tiene 31 años y no ha perdido el hambre de ser campeón mundial y no la va a perder hasta que lo consiga. Ha salido bien librado de las peleas de campeonato del mundo.

Esta pelea no es solo por ganarse la bolsa, hay futuro para él independientemente de lo que pase este sábado. El título es una obsesión de Marriaga y de su equipo', comentó Gómez.

El combate irá en transmisión abierta para los Estados Unidos a través de ESPN y para el Reino Unido por la señal de Roc Nation.