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El Atlético de Madrid, que disputará el próximo sábado su tercera final de la Copa de Europa, buscará hacer bueno el dicho de 'a la tercera va la vencida' y unirse así a Barcelona y Juventus de Turín, equipos que necesitaron tres duelos para levantar el título.

A la expresión, cuyo origen procede de la lucha grecorromana, centrada en el cuerpo a cuerpo, en el que se vencía cuando se conseguía que el contrario cayese tres veces al suelo, se agarran los rojiblancos para romper un maleficio que les persigue en la máxima competición de clubes.

Tanto en Bruselas, en 1974 ante el Bayern de Munich, como en Lisboa, en 2014 ante el Real Madrid, el destino fue cruel para el Atlético, que cayó en las dos ocasiones cuando el partido ya concluía.

Si en el 74, en el estadio de Heysel, fue Georg Schwarzenbeck el que congeló las ilusiones colchoneras con aquel tanto de tiro lejano, en 'La Luz' de la capital portuguesa fue el cabezazo de Sergio Ramos el que llevó la desesperación a la hinchada rojiblanca.

Las dianas, anotadas en el último minuto de la prórroga, el primero, y en el 93, el segundo, igualaron los de Luis Aragonés y Diego Godín.

En un segundo partido de desempate el Bayern ganó 4-0; y en la media hora suplementaria de Lisboa el Real Madrid marcó tres goles más y dejó el marcador final en 4-1. Milán se presenta como la tercera oportunidad para que el Atlético se subleve contra la historia.

El 'derbi' madrileño se ha convertido en habitual en Europa en los últimos años. Será la tercera temporada consecutiva en la que los dos equipos madrileños se crucen en la 'Champions'. Ambos se habían enfrentado, además, en las semifinales de la temporada 1958-59, ronda que ganaron los blancos en un partido de desempate (2-1), que se jugó en Zaragoza.

El Barcelona cayó en sus dos primeras finales (en 1961 ante el Benfica por 3-2, en Berna, y en 1986 por penaltis tras empatar 0-0 ante el Steaua de Bucarest en el Sánchez Pizjuán de Sevilla). Venció a la tercera con el mítico gol Ronald Koeman a la Sampdoria en 1992, en Wembley.

A la Juventus le ocurrió lo mismo. Esperó a hacer buena la tercera disputa. Los italianos perdieron la primera ante el Ajax de Amsterdam, por 1-0 en 1973, y la segunda contra el Hamburgo, en 1983 también por 1-0.

En 1985 alzaron por primera vez el trofeo al cielo en la trágica final de Heysel (registró 39 muertos en una avalancha de aficionados en la grada), en la que derrotaron al Liverpool por 1-0.

El Milán, el Ajax y el Hamburgo vencieron la Copa en su segunda opción. El Milán en el estadio londinense de Wembley (2-1 al Benfica), tras caer ante el Real Madrid (3-2), en 1958 en Bruselas.

El Ajax, también en Wembley, en 1971 (2-0 al Panathinaikos), después de perder contra el Milán (4-1 en 1969 en el estadio Santiago Bernabéu). Y el Hamburgo, en 1983, en el estadio Olímpico de Atenas (1-0 a la Juventus), después de perder en 1980 ante el Nottingham Forest (1-0) en el estadio Bernabéu.

Ganaron la Copa de Europa en la única ocasión en la que disputaron la final el Feyenoord (2-1 al Celtic de Glasgow, en 1970 en Milán), el Aston Villa (1-0 al Bayern, en 1982 en Rotterdam), el PSV Eindhoven (en la tanda de penaltis, después de empatar a cero con el Benfica, en 1988 en Stuttgart) y el Estrella Roja (en la tanda de penaltis, después empatar a cero contra el Olympique de Marsella, en 1991 en Bari).