Cuando Taro Daniel consiguió el último punto del partido ante el vallecaucano Alejandro Falla en el duelo decisivo de la confrontación entre Colombia y Japón por el ascenso al grupo mundial de la Copa Davis, la delegación oriental saltó emocionada a la cancha Santiago Giraldo del Club Campestre de Pereira. Todos, menos uno, Kei Nishikori. Aplaudió tranquilamente, se tomó su tiempo para unirse a la celebración y luego se retiró lentamente hacia los vestidores.
De poco celebrar. Así es Nishikori, el número 6 del mundo del escalafón de la Asociación de Tenistas Profesionales (ATP) y el mejor tenista japonés de la historia. Es poco extrovertido, frío y su juego letal se evidenció en la arcilla pereirana.
'La gente en Colombia anima bastante, en nuestro país somos un poco más calmados. Durante los partidos se sentía bastante el ruido, pero era normal, ellos tenían que apoyar a sus jugadores. Yo realmente no tengo problema con eso', dice el japonés de 25 años, acerca de la pasión con la que vivieron los aficionados colombianos la serie.
Le costó un par de días adaptarse a los 1.411 metros de altura sobre el nivel del mar que tiene Pereira. De ahí para adelante su experiencia fue más que suficiente para salir con mucha confianza a jugar los dos encuentros que tenía programados. El viernes se topó con Alejandro Falla, imponiéndose en dos horas y 5 minutos, con marcador de 7-6(3), 7-6(1) y 7-5.
'En los primeros juegos traté de regularme y ver qué tenía él (Falla). Me di cuenta de que la altura no me afectaba y empecé a colocar mis golpes', dijo.
Al duelo final ante el local Santiago Giraldo llegaba con la presión de empatar la serie. Si perdía, Japón se devolvía para su casa con las manos vacías. Como era de esperarse, no le pesó la responsabilidad y dominó fácilmente a su rival por parciales 6-4, 6-2 y 7-6 (3). Así es Kei Nishikori, poco extrovertido, pero decisivo.