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La llamada llegó en el momento menos esperado. Jorge Arnedo estaba en una oficina de tránsito resolviendo papeles del carro cuando sonó su celular. Normalmente no contesta números desconocidos, pero ese día algo le dijo que lo hiciera.

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“Me dicen ‘¿el maestro Jorge Arnedo?’, sí, claro que sí y me dicen que si ya me había enterado de la noticia que era Premio Nacional de Danza del 2025. Yo me eché a reír y le dije que me estaba tomando del pelo”. Su esposa buscó en el celular la confirmación mientras él intentaba procesar la noticia. “Empiezo yo a llorar ahí en pleno tránsito una cosa emocionante porque bueno, no todos los días se recibe una distinción tan alta que es la máxima distinción que puede dar el país para un artista”.

Así recibió Arnedo, fundador del Ballet de Barranquilla, el reconocimiento que el Ministerio de las Culturas, las Artes y los Saberes otorga a quienes llevan más de veinte años dedicados a la danza en Colombia.

Lo que causó una incapacidad

El Ballet de Barranquilla nació por casualidad. O por destino, depende de cómo se mire. En 1987, Arnedo trabajaba en el Ballet Nacional de Colombia cuando le hicieron una cirugía de apendicitis y le dieron dos meses de incapacidad. Decidió volver a Barranquilla a recuperarse y empezó a dictar clases en academias de la ciudad.

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Lo que iba a ser temporal se volvió permanente. “Yo me quedé en ese periodo de convalecencia, de mis dos meses llevaban por 35 años en Barranquilla”.

Un grupo de bailarinas locales lo buscó. No había compañía profesional de ballet en la ciudad y ellas querían bailar. Entre ese grupo estaban Rosanna Lignarolo, Mónica Herrera, María Clara Rojas, Marta Gómez y más. Arnedo les empezó a montar sus propias obras y en 1991 decidió oficializar el proyecto: el Ballet de Barranquilla nacía como compañía profesional, no como academia.

María Clara Rojas lo convenció de ir más allá. Había que formar un semillero, niños que empezaran desde cero. Alfredo Gómez, director del Teatro Amira de la Rosa, le prestó el espacio para hacer la audición. Fue el 18 de mayo de 1991.

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“Yo iba al teatro normal, en la mañana me fui con María Clara Rojas, cuando yo voy llegando y encuentro esa fila enorme, una fila, pero una fila que le da la vuelta al teatro”. Familias completas querían que sus hijos aprendieran ballet clásico. El primero de junio de ese mismo año, Arnedo empezó a dictar las primeras clases en la academia que la propia Rojas le prestó.

Jesús Rueda/El Heraldo

Bailarín que no estudió ballet

La trayectoria de Arnedo no siguió el camino tradicional. Empezó a bailar a los 16 años, tarde para los estándares del ballet clásico. Nunca se graduó de una escuela académica de danza. En cambio, estudió Publicidad y Marketing en la Universidad del Litoral y luego Administración de Empresas en la Corporación Universitaria de la Costa.

Antes de eso, intentó estudiar música en la Escuela de Bellas Artes. Fue Alfredo Gómez quien le hizo el examen de admisión. Comenzó la licenciatura musical, “pero me encontré con el arte de la danza y hasta ahí llegó mis estudios de música”.

Su formación en ballet vino de los escenarios y de maestros que marcaron su camino. Aprendió técnica rusa con Nadia Podtchikova en el Ballet Nacional Clásico. Absorbió profesionalismo y ética con Gloria Peña, quien le enseñó a combinar ballet con danzas folclóricas. También trabajó con Jaime Díaz, Peter Palacio, entre otros.

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35 años después

Hoy, Barranquilla todavía no tiene una compañía profesional permanente de ballet, algo que Arnedo reconoce con franqueza. “Después de 35 años, tener una compañía profesional, que la gente viva de esto, que es mi propósito. Pero bueno, la gente se le mide a estas actividades, así sea por pagos temporales”.

Lo que sí tiene es el Festival Internacional de Ballet Puerta de Oro de Colombia, que Arnedo fundó y que se ha convertido en uno de los más importantes de América. Vienen compañías de todos los continentes. “Ya yo no necesito darle carta de invitación o buscar compañías. Ya las compañías me llaman”, dice.

Cuando salió la noticia del Premio Nacional, las felicitaciones llegaron desde todo el mundo. Del ballet, Arnedo ha construido una red nacional de escuelas que genera empleo y contribuye a la economía naranja del país.

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A sus 63 años, el maestro tiene claro cuál es su filosofía: “Lo que el ser humano haga, hay que respetar esa profesión de lo que seas. Si eres barrendero, si eres mesero, si eres médico, si eres electricista, si eres bailarín, lo que sea, tú tienes la labor de dignificar esa profesión”.

Todavía le quedan sueños por cumplir. Esa compañía profesional permanente sigue siendo su meta. Mientras tanto, cada niño que entra al Ballet de Barranquilla, cada adulto que descubre la danza a los 40 o 50 años, cada bailarín internacional que llega al festival, es una pequeña victoria en esa misión de sembrar cultura universal en el Caribe.

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Jesús Rueda/El Heraldo