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La historia de los Beatles siempre ha circulado entre libros, discos, grabaciones de archivo, películas y testimonios que a veces parecen piezas de un rompecabezas sin fin. Pero The Beatles Antología, recién estrenada este viernes en Disney+, devuelve algo que no suele ocurrir con esta banda: la sensación de escucha directa. A lo largo de nueve episodios, el grupo cuenta su vida desde adentro, sin intermediarios y sin el aparato mítico que suele envolverlo.

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El proyecto recupera la serie original lanzada a mediados de los noventa y la presenta ahora restaurada por el equipo de Peter Jackson, el mismo que trabajó en Get Back. El resultado es un material que respira cercanía y sentido del tiempo, pero también una mirada que se mueve entre el orgullo, el humor, la memoria y la duda. Los cuatro Beatles vuelven a aparecer con sus voces, sus gestos y sus versiones de los hechos.

La serie funciona con una idea fundacional que el propio Paul McCartney resume al decir que “cuando nos quitamos los problemas de encima, decidimos que podíamos hacer la historia definitiva de los Beatles… y pensamos que sería bueno contarla desde adentro hacia afuera, y no al revés”. Esa frase, dicha en 1994, estructura toda la propuesta.

Ringo Starr también deja claro lo que buscaban: “Lo has escuchado de todos los demás. Ahora puedes escucharlo de nosotros”. No hay pose, no hay intento de borrar contradicciones. La serie, de hecho, deja ver cómo las versiones se cruzan, cómo cada uno recuerda a su manera. El propio Paul lo reconoce más adelante: “Terminas dándote cuenta de que es casi imposible obtener la historia definitiva, porque la gente mira las cosas desde distintos puntos de vista”.

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Ese principio se vuelve motor de la narración pues en lugar de encajar los episodios en un relato único, Antología deja que las diferencias respiren.

Disney+/Cortesía1995 George Martin, Paul, Ringo and George listen back to some of the multi-track tapes of the Beatles recordings at Abbey Road Studios.

Un hilo que comienza antes de la fama

El primer tramo lleva a Liverpool, en plena posguerra, una ciudad endurecida por los bombardeos. Allí nacen John, Paul, George y Ringo. La serie no dramatiza ese origen, pero deja que ellos hablen. Ringo lo dice con una mezcla de ironía y constatación: “Mi mamá solía decir que porque yo nací empezó la Segunda Guerra Mundial”.

Las primeras pérdidas, las largas hospitalizaciones de Ringo, la muerte de las madres de John y Paul… todo aparece narrado con una simpleza que evita solemnidades. Luego llegan los discos importados, el descubrimiento del rock and roll y el crecimiento de una idea compartida.

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John añade: “El rock’n’roll era real. Todo lo demás era irreal”.

A partir de ahí, el guion se desplaza hasta Hamburgo, donde la banda encontró su primer acelerón. George lo resume sin filtro: actuar allí era tocar “en el medio de la ciudad más descontrolada del mundo”. Y fue ahí donde The Beatles dejaron de ser un grupo juvenil para convertirse en una máquina escénica.

La llegada de Ringo y el impulso definitivo

El documental recuerda ese momento en que Ringo, todavía tocando con Rory Storm and The Hurricanes, se cruza con ellos. Cuando finalmente entra a la banda, siente que todo encaja. Y no se olvida del detalle físico del precio que pagaron algunos: la serie muestra el ojo morado que se llevó George tras el reemplazo de Pete Best.

La irrupción de Brian Epstein aparece como una bisagra. John lo resume con una frase que todavía resuena como una advertencia para cualquiera que crea que las carreras despegan solas: “Si él no hubiera ido por Londres con las cintas bajo el brazo… nunca lo habríamos logrado”.

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Cuando aparece la palabra “Beatlemania”, lo hace sustentada por relatos que siguen sorprendiendo seis décadas después. Ringo recuerda aquel invierno helado en el que iban en una furgoneta sin parabrisas: “Cuando el que iba arriba ya estaba congelado, le tocaba abajo. Así nos calentábamos”. Esa imagen, entre cómica y brutal, dice más sobre la vida de gira que cualquier recreación.

El punto de quiebre llega con Estados Unidos. Ringo no lo duda: “Sentí que conquistamos América”.

A partir de ahí, todo se multiplica: las giras, el cine, la exposición, el agotamiento. El encuentro con Dylan, la visita a Elvis, la transición hacia un sonido más complejo. Paul recuerda el origen de “Yesterday” como si aún hoy le costara creerlo: “Me desperté con la canción en la cabeza y pensé: ‘No conozco esta canción… ¿o sí?’”.

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La decisión de dejar los escenarios

La serie dedica un buen espacio a la etapa en que los conciertos dejan de ser conciertos. Ringo explica: “La realización estaba llegando: nadie estaba escuchando”. George recuerda los petardos en medio del público y la sensación de peligro. Paul, reticente al inicio, termina aceptándolo: “Finalmente estuve de acuerdo con ellos”.

El último show pagado en Candlestick Park cierra la era de las giras. Lo que viene después ya es otro tipo de vida.

La explosión creativa

La serie narra el nacimiento de Sgt. Pepper, la experimentación, la aparición de ideas que abrieron caminos en la música popular. George Martin, el productor, vuelve a ser un personaje clave, y lo demuestra cuando escucha la primera toma de “A Day in the Life”: “Incluso en esta versión tan temprana, la voz de John te recorre la espalda”.

Luego aparece la muerte de Brian Epstein. No hay dramatización. Hay, simplemente, la reacción de John: “Lo amábamos y era uno de los nuestros”. Después admite algo que nunca había dicho con tanto desarme: “Me asusté. Pensé: ya se acabó para nosotros”.

Disney+/CortesíaThe music video for the single release Hello Goodbye was filmed at the Saville Theatre in 1967. It was the first release since the death of their manager, Brian Epstein.

La tensión, la India y el punto de quiebre

Rishikesh ocupa un espacio especial, no como postal turística sino como territorio donde se escribieron decenas de canciones. John lo recuerda así: “Nos sentamos en las montañas comiendo comida vegetariana horrible y escribiendo todas esas canciones”.

El relato avanza hacia la ruptura interna. Ringo cuenta que se sintió “no querido y fuera de lugar” y que por eso se fue un tiempo. George recuerda otro tipo de fractura: sesiones en estudios diferentes, cada uno por su cuenta. Esa idea enlaza con la frase que repite: allá, cada quien tenía su propia versión.

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Final de época

La serie retoma el momento del concierto en la azotea, que vuelve a conectar a los cuatro con su origen: tocar juntos, sin adornos. Ringo lo define así: “Cuando estábamos trabajando en algo bueno, la basura desaparecía”.

El documental avanza hacia el cierre inevitable: Apple en crisis, Allen Klein, matrimonios, decisiones que rompieron equilibrios. Pero también ilumina la resiliencia creativa de Abbey Road, que George Martin define como una obra que solo podía existir porque eran ellos.

Ringo sintetiza la emoción de esos años con una frase que pesa más cuando se mira hacia atrás: “Fue mágico. Momentos realmente afectuosos entre cuatro personas. Una cercanía increíble”.

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John, desde las grabaciones de archivo, lanza la frase que parece pensada para cerrar cualquier discusión: “Nada romperá el amor que tenemos entre nosotros”.

Un último capítulo que abre otro camino

El nuevo episodio, el noveno, contiene imágenes nunca vistas de Paul, George y Ringo reunidos en los noventa. Ahí vuelve a escucharse otra vez el lamento de George por la ausencia de John: “Siento un poco que John no pudo tener esta oportunidad con nosotros. Creo que lo habría disfrutado”.

Paul, por su parte, se sorprende del efecto que tuvo volver a trabajar juntos: “Después de tanto tiempo, te conviertes en un ex-Beatle. Pero al volver al estudio con la Antología, vuelves a estar en la banda”.