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¿Qué pasaría si Charles Foster Kane, aquel icónico personaje de Orson Welles en la histórica El ciudadano Kane, tuviera una hija monja, un tutor noruego aficionado a los insectos, y una red de socios que incluye a terroristas cultos, jazzistas franceses y empresarios californianos obsesionados con el básquet? Eso, más o menos, es El esquema fenicio, la nueva película de Wes Anderson, que estrena este jueves en cines colombianos.

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Ambientada en una Fenicia ficticia de los años 50, la cinta es un conjunto diverso y cambiante, estilizado y profundo, como solo Anderson sabe hacerlo, en el que todo el meollo ocurre gracias al estruendo de una intrincada red de negociaciones geopolíticas y la reconstrucción afectiva entre un padre y su hija.

“El ángulo padre e hija es el corazón de la película”, resume Benicio del Toro, protagonista absoluto y magnético de esta tragicomedia desbordada.

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Del Toro interpreta a Anatole ‘Zsa-zsa’ Korda, un industrial europeo de moral dudosa, sobreviviente de seis accidentes aéreos, enemigo declarado de bancos, gobiernos y hasta de la lógica económica. Es, como dice su hija Liesl (Mia Threapleton), “un loco con un plan”: desarrollar el “Esquema Fenicio”, una red de infraestructura monumental que cruzará túneles, desiertos y ríos para impulsar el desarrollo de una región dormida. Pero hay un problema: la brecha financiera, ese “pedazo de pastel que horneamos demasiado grande para el molde”. ¿Su valor? “Todo lo que tenemos —más un poquito más”, según el mismo Korda.

A lo largo de 1 hora y 40 minutos de metraje, Zsa-zsa y Liesl viajan por distintos rincones del país ficticio visitando a sus excéntricos socios: un príncipe refinado (Riz Ahmed), dos hermanos californianos que deciden acuerdos jugando al baloncesto (Tom Hanks y Bryan Cranston), un gangster francés con un club de jazz (Mathieu Amalric), una guerrilla marxista con preocupaciones ecológicas (liderada por Richard Ayoade), una prima utopista (Scarlett Johansson) y un siniestro tío imperial interpretado con veneno británico por Benedict Cumberbatch.

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Todo eso mientras Liesl, exnovicia, investiga la muerte de su madre, sospecha de su propio tío y pone a prueba a un padre que apenas recuerda cómo demostrar afecto. Threapleton, en su primer protagónico importante, logra imprimirle a Liesl una mezcla de lucidez, compasión y sarcasmo.

“Estaba tan nerviosa el primer día que sentí que iba a vomitar”, confesó. “Benicio se acercó, me puso la mano en el hombro y dijo: ‘Está bien. Vamos a hacerlo juntos. Y va a ser divertido’. Y así fue”.

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Courtesy of Focus Features © 20/Courtesy of TPS Productions/Focus Features © 2025(L to R) Scarlett Johansson as Cousin Hilda and Benicio Del Toro as Zsa-Zsa Korda in director Wes Anderson's THE PHOENICIAN SCHEME, a Focus Features release. Credit: Courtesy of TPS Productions/Focus Features © 2025 All Rights Reserved.

Una producción monumental

Anderson, con su acostumbrada precisión visual, transforma Babelsberg (el estudio alemán donde se rodó gran parte del filme) en un teatro de miniaturas vivientes. Hay sets monumentales —una represa utópica, una pista de aterrizaje improvisada, una sala de reuniones inundada—, objetos lujosísimos (rosarios de Cartier, pipas de maíz con incrustaciones de gemas) y arte real de colecciones privadas.

“Pensamos: ¿por qué no usar obras auténticas? Se siente diferente. Tiene un aura especial”, dijo el director.

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La narrativa avanza con una mezcla de humor, solemnidad casi religiosa y acción absurda (sí, hay tiroteos con terroristas y partidas de cartas con Dios). La banda sonora orquestada por Alexandre Desplat, salpicada de jazz de Glenn Miller y percusiones de Gene Krupa, convive con Stravinsky y el dramatismo de Apollo. Todo ello construido como un mecanismo de relojería que, cuando se suelta, explota con el estrépito de una presa que colapsa —literalmente.

Michael Cera, quien interpreta a Bjorn, el tutor noruego que da clases de entomología y esconde un secreto, también celebra el tono y la camaradería del rodaje.

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“Fue como un campamento artístico loco. Ensayábamos, hablábamos, comíamos sándwiches en picnic. Me encanta ese tipo de trabajo”, recuerda. Cera, con un acento noruego inventado, aporta una cuota de ternura nerd a un universo plagado de cinismo elegante.

Roger Do Minh/TPS Productions/Fo/Courtesy of TPS Productions/Focus Features © 2025Director Wes Anderson on the set of THE PHOENICIAN SCHEME, a Focus Features release. Credit: Roger Do Minh/TPS Productions/Focus Features © 2025 All Rights Reserved.

Pero es Del Toro quien carga la película sobre los hombros. “Este personaje es como si Anthony Quinn, Jean Gabin y Mr. Arkadin se fusionaran”, dijo Anderson. “Es un papel escrito para Benicio desde el comienzo. Si él decía que no, no había película”. Por suerte, dijo sí. Y se lanza a fondo. “Fue un papel difícil”, reconoció Del Toro. “Hay mucha conversación, pero también mucho silencio. Mucha alma. Mucho por lo que redimirse”.

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Esa redención llega tarde y mal, como todo en la vida de Zsa-zsa. Pero llega. “No importa si estás en el equipo ganador o perdedor. Lo importante es tu familia, tus amigos y que tu impulso por hacer algo siga vivo”, reflexiona Del Toro. “Y al final, él hace lo correcto. Y sigue siendo él. Siempre estuvo allí”.

El esquema fenicio es un filme ambicioso, hilarante, melancólico y tremendamente original. Un banquete visual lleno de sabores conocidos y sorpresas delirantes. Como el mejor de los negocios imposibles: uno que no debería funcionar… pero funciona.

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Y sí, al final hay una partida de cartas, una botella de whisky y un maullido lejano. Anderson no ha perdido el toque. Lo ha multiplicado.