Pocos momentos como el presente podrían ser más idóneos para que regresara la socarronería de Borat: una ciudadanía dividida ante unas elecciones decisivas en EE.UU. durante una pandemia mundial que ha sacado a relucir lo más surrealista y vergonzoso del ser humano.
El humorista Sacha Baron Cohen se mofa de todo eso en la secuela de 'Borat', la película que en 2006 revolucionó al mundo con su sátira políticamente incorrecta de la sociedad estadounidense (y por ende la occidental) y que 14 años después vuelve como un análisis burlón e irreverente de la era Trump.
Con un título imposible, 'Borat Subsequent Moviefilm: Delivery of Prodigious Bribe to American Regime for Make Benefit Once Glorious Nation of Kazakhstan', lleno de erratas intencionales y abreviado como 'Borat Subsequent Moviefilm', la secuela se estrena este viernes en todo el mundo a través de Amazon.
Y en un 2020 caótico e impredecible, su protagonista vuelve más irreverente, punzante e incómodo que nunca.
Borat Sagdiyev, el personaje ficticio caricaturizado como un periodista kazajo, misógino, racista y obsesionado con el conservadurismo estadounidense, se cuela en mítines de Mike Pence, convive con seguidores de teorías conspiratorias y visita clínicas de aborto recuperando el formato de falso documental.
El resultado es una disección de los elementos más desternillantes de Estados Unidos en la que, a diferencia de la primera entrega, se reduce la burla sobre el choque cultural para lanzar dardos con una clara intención política.