La última película de Alice Winocour, cuyo nombre original es Próxima, es un poderoso retrato del desgaste emocional que representa para una mujer una profesión tan exigente como lo es la de astronauta.
Tal es el caso de Sarah Loreau, interpretada magistralmente por Eva Green, una mujer francesa seleccionada para hacer parte de Próxima, una misión espacial que cuenta además con un astronauta ruso, Anton Ochievski (Aleksei Fateev) y un americano, Mike Shanon (Matt Dillon).
El exigente programa que pretende ir a Marte, requiere un año de dedicación, lo cual para
Sarah implica la separación de su hija Stella (Zélie Boulant) que sólo tiene 7 años. Pero a pesar de que el padre, de quien está separada, puede hacerse cargo de la niña, el caso es muy diferente cuando la que debe partir es la madre.
Escrita por Alice Winocour y Jean-Stéphane Bron, la película es maravillosa en su capacidad de hacernos sentir, sin caer en el sentimentalismo, el drama que la situación representa para Sarah. Mientras para sus dos compañeros la ausencia de la familia se asume como un hecho o una responsabilidad, para Sarah representa sentimientos de culpa y egoísmo.
Vemos entonces el contraste entre la fortaleza física y mental de una mujer que, aunque rinde a la par que sus compañeros hombres en los entrenamientos físicos, emocionalmente se desbarata con una llamada o una mirada de su hija. A pesar de que Sarah ha soñado desde niña con este momento, el camino resulta más difícil de lo pensado, y debe confrontar no sólo la separación de su hija sino también un mundo machista que no ayuda a su estado emocional.
La película, que tuvo Premio especial del jurado en el Festival de San Sebastián, y se estrenó en el Festival Internacional de Cine de Toronto, fue filmada en instalaciones reales de entrenamiento espacial en Europa, Rusia y Kazajistan, y cuenta con la cinematografía de Georges Lechaptois y la música de Ryuichi Sakamoto.
Green fue nominada para Mejor Actriz en los Premios César de Francia, y la cinta termina con un listado de las mujeres que han participado en misiones espaciales a través de la historia, quienes posan con sus hijos, haciéndonos sentir que, aunque el camino se abre para ellas, el trecho por recorrer es largo y abrupto.
Prometo Volver se une a la serie de películas de Wincour que manejan con conocimiento profundo la condición de la mujer, como Mustang (2015), Disorder (2015) y Agustine (2012), todas igualmente recomendables, y nos deja una vez más cuestionándonos por qué a la mujer se le continúa exigiendo más que al hombre a todo nivel, incluso el emocional.