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Desarraigo, fractura familiar, distanciamiento: heridas que ha causado la emigración a la sociedad cubana comienzan a cicatrizar para llegar, aún dolorosas, a las pantallas del 41° Festival de La Habana, que se desarrolla desde este jueves al 15 de diciembre.

Dos producciones cubanas en competencia abordan el tema. Por un lado, 'Alberto', un corto de ficción de Raúl Prado, narra la desgarradora historia de un joven que emigra en 1980 por el puerto de Mariel y regresa 12 años después a un país sumido en la crisis económica de la década de 1990.

Eran épocas del denominado 'período especial' y, para peor, la isla fue azotada por un huracán.

En tanto, 'Agosto', ópera prima de Armando Capó, cuenta su vivencia personal de adolescente durante la 'Crisis de los Balseros' (agosto de 1994), en su natal Gibara, una pequeña ciudad costera del oriente cubano, devenida años después meca del Festival de Cine Pobre.

Desde 1930, pero sobre todo desde el triunfo de la revolución de Fidel Castro en 1959, la emigración ha sido para Cuba un desangramiento constante, con momentos de éxodos masivos.

Por el puerto de Mariel, en el oeste, salieron unas 100.000 personas entre abril y octubre de 1980; y, en los 90, durante la Crisis de los Balseros, 45.000 ciudadanos emprendieron viaje en precarias embarcaciones.

Más de dos millones de cubanos viven en otros países, principalmente en Estados Unidos y de Europa, y aunque muchos mantienen posiciones políticas radicales contra el socialismo, más de 400.000 visitan la isla anualmente, habitada por 11,2 millones de personas.

Proceso 'agónico'

'Lo que debería ser un proceso natural, termina siendo agónico', dijo a la AFP Capó, de 40 años, también co-guionista de 'Agosto'.

'Se van tus amigos, ya sea por una cuestión económica o porque necesitan un horizonte más amplio, crecer profesionalmente. Y, claro, se acentúa más (el éxodo) si el país está cada vez peor', añade.

El tema migratorio ha estado presente a través del tiempo en el cine cubano. Películas como 'Memorias del subdesarrollo' (1968), 'Lejanía' (1985), 'Páginas del diario de Mauricio' (2006), lo abordaron como parte de la historia local.

En apenas 20 minutos, Prado logra revivir en 'Alberto' las fracturas familiares y de amistades por desencuentros ideológicos que provocó el éxodo del puente Mariel. Se ve también el repudio de algunos con gritos de 'que se vaya la escoria' y 'gusanos' a los que emigraban.

'Lo particular de este cortometraje es que además de emigración, habla de sus consecuencias en la vida, en los arrepentimientos, lo no dicho', comentó Ricardo Figueredo, productor de la película.

'Negociación con el pasado'

Una tercera obra de temática migratoria fue presentada para el festival, pero no quedó seleccionada. Se trata de 'Nieve en el Portal', un documental del español Guillermo Barberá, quien asumió la dirección, el guión y la fotografía.

Cámara en mano, Barberá acompañó durante una semana a Enrique Martínez Celaya, quien emigró a los 7 años con su familia, y regresó 47 años después como un artista plástico consagrado en Estados Unidos a participar en la Bienal de La Habana 2019.

La obra de Celaya, como parte de la muestra colectiva 'Detrás del Muro', consistió en un trineo dorado con juguetes adheridos, como una materialización de sus recuerdos. Lo colocó frente al mar, evidenciando la entrañable relación del cubano con el ócéano.

Con la obre, trata de buscar respuestas a su 'pregunta de identidad, de ser parte de una sociedad, de un país' que lo acompaña todo ese tiempo, dice a la cámara.

'Parte de uno se queda siempre en ese lugar, y uno siente cómo ese muchacho que era yo a los 6-7 años está allí todavía (…) esperando para que uno retorne a verlo', cuenta en el documental. 'Es una negociación con el pasado que uno tiene que hacer'.

Para Antonio Aja, director del Centro de Estudios Demográficos y principal especialista en migración cubano, 'es lógico, es normal y bueno que una manifestación tan invasiva, en el sentido de que llega a mucha población, como es el cine, trate estos temas'.

'Cuba hoy necesita que los cubanos y las cubanas se queden en Cuba, que no migren, y si migran que sea temporal, que vayan y vengan', añade.

En el 41° Festival Internacional del Nuevo Cine Latinoamericano concursan 21 largometrajes de ficción de ocho países. Además, participan de la contienda cinematográfica 19 cortos y medio metrajes; 18 óperas primas, 21 documentales largos y 10 cortos: 23 audiovisuales animados; 25 guiones inéditos y 30 carteles.