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La cruz que remata la cúpula de la obra más faraónica de la última década en Berlín, la reconstrucción del Palacio Imperial que acogerá un espacio de diálogo entre culturas conocido como Foro Humboldt, ha reavivado la polémica sobre un edificio que aspira a representar una Alemania inclusiva.

Una inscripción que llama a todos a inclinarse ante la fe cristiana y una cruz dorada coronan desde el pasado fin de semana el edificio, cuya construcción se inició en 2013 y cuya inauguración parcial estaba prevista para septiembre, aunque ha sido aplazada a causa de la pandemia.

'Que en el nombre de Jesucristo doblen la rodilla todos aquellos que están en los cielos, sobre la tierra o bajo la tierra', reza la cita de Federico Guillermo IV de Prusia que decora lo que fue diseñado como un espacio dedicado a las culturas dl mundo y bautizado en honor a los ilustrados hermanos Humboldt.

Una controversia de dos décadas

La reconstrucción del palacio ha estado marcada por la polémica desde su inicio, cuando en 2008 se derribó la sede del parlamento de la antigua República Democrática Alemana (RDA), que había sido levantado a su vez sobre las ruinas del edificio original, gravemente dañado en la Segunda Guerra Mundial.

El astronómico coste de replicar el palacio en que vivieron los príncipes de Brandeburgo, los reyes de Prusia y el emperador de Alemania, cifrado en 644 millones de euros (723 millones de dólares) -de los cuales 564 proceden de las arcas públicas- ha sido objeto de debate prácticamente a lo largo de las dos últimas décadas.

La colosal reconstrucción, obra del arquitecto italiano Franco Stella, replica tres de las cuatro fachadas originales, en estilo barroco y con águilas prusianas incluidas, mientras que la pared que da al este adopta un estilo moderno para recordar la destrucción del edificio original.

En medio de este simbolismo, la versión oficial es que la cruz representa 'un punto de encuentro de diferentes tendencias y posturas', una opinión mantenida también por la secretaria de Estado del Ministerio de Cultura, Monika Grütters, para quien el signo supone 'una invitación al diálogo'.

'La cruz como símbolo del cristianismo representa amor al próximo, libertad, apertura al mundo y tolerancia', explicó Grütters, perteneciente a la Unión Democristiana (CDU), en una respuesta por escrito a Efe.

Para ella, el nuevo espacio albergará un diálogo entre las diferentes civilizaciones del globo, y en este contexto la cruz ha de interpretarse como una 'invitación para conocer las diversas culturas que encuentran su lugar en el Foro Humboldt'