El encuentro casual de un grupo de amigos dio como resultado el impulso económico de todo un corregimiento. Pital de Megua tomó un nuevo rumbo a partir de 1992 cuando a Jorge López, Pastor Patiño, Alfonso Escorcia y Julián de la Hoz, entre otros reunidos en el compartir, se les ocurrió una idea para darle mayor visibilidad a su tierra.
Ver festivales nacientes que surgieron en otros municipios del Atlántico los llevó a darle un empujón a Pital de Megua, corregimiento del municipio de Baranoa, a través de la venta del pastel, un plato típico que se hacía en la mayoría de las casas cuando llegaba diciembre o en una festividad especial.
El famoso envuelto, que se consume en todo el departamento atlanticense y que también es protagonista en otros municipios como Piojó, Juan de Acosta y Tubará, se convirtió en pieza clave para crear identidad, generar empleo, mejorar la calidad de vida y dar a conocer el territorio pitalero.
El Festival del Pastel, ese mismo que comenzó como una idea planteada en una tertulia cotidiana, empezó a escribir una nueva historia para Pital de Megua. La economía dependiente única y exclusivamente de la agricultura se diversificó gracias al atractivo gastronómico y turístico del pastel.
'La actividad económica del corregimiento básicamente era el campesinado, la siembra y cosecha, pero hoy la actividad económica fundamental y permanente durante el año es la gastronomía y la producción del pastel', dijo a EL HERALDO Farith de la Asunción, director creativo del Festival del Pastel.
Añade, además, que reflejo de lo anterior puede notarse en que 'al ser un corregimiento de aproximadamente 2.800 habitantes, lo que equivale a un promedio de 270 familias, podría decir que entre 90 y 100 núcleos familiares se dedican a la producción del pastel'.