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La vida de la fandanguera María Barilla puede definirse con un lamento cantado, o como dirían sus conocedores, 'bailado'. Su existencia, además de estar lineada por el baile, también lo estuvo por las causas sociales que la hicieron más popular entre la sociedad monteriana de los siglos XIX y XX. En esa época no solo era conocida como fandanguera sino como activista social. Desempeñaba varios roles: de empleada doméstica, de madre, de mujer y de campesina luchadora.

Luego de ser abandonada por su primer marido, Perico Barilla, María se unió con el cereteano Antonio Fuentes, con quien concibió su único hijo conocido, Francisco, la noche del 31 de diciembre de 1912, según referencia Orlando Fals Borda, en su libro La Historia doble de la Costa.

Activista social

El nombre de María Barilla también estuvo ligado con el del dirigente sindical Vicente Ádamo y con el de la campesina Juana Julia Guzmán, con quien, al parecer, fue precursora del movimiento feminista en Montería. Además, dicen, se dedicaba también a la enfermería. De estos aspectos de la Mayo no se tienen registros, o por lo menos los dos historiadores consultados por este medio no se atreven a asegurarlo porque no encontraron pruebas de ello.

'Lo más importante fue María Barilla como bailadora. Se tiene entendido que solo fue una campesina que hasta estaba 'llevá'', dijo el periodista oriundo de Ciénaga de Oro, Alcides Avilés Yánez.

Por su parte el historiador sucreño Lelis Movilla Bello aseguró que eludió ese tema en su libro María Barilla, sol de medianoche, porque no tiene registro alguno que ella había participado en algún proceso revolucionario. 'María Barilla no podía ser revolucionaria porque su centro de trabajo era la élite monteriana', dijo Movilla.

El maestro Miguel Emiro Naranjo, director de la Banda 19 de Marzo de Laguneta, dijo que María Barilla tenía un rasgo social muy especial: se mudaba para las casas en donde había un enfermo. Subrayó que era cooperante y solidaria.

Sin embargo, Leonardo Gómez Jattin, autor de la obra de teatro musical La leyenda de María Barilla contó en una presentación que 'El aporte de la mujer en ese momento (época de María Barilla) es muy importante y estaba ocurriendo en varias regiones. Hay muchos elementos y guiños que hago a mujeres luchadoras contemporáneas. Por ejemplo, Gilma Gómez, una mujer que en los años 70, en Mocarí (Montería), luchaba por los derechos de las mujeres. De hecho, inicialmente María Barilla es sólo María Barilla, pero en la medida en que va avanzando la historia se convierte en muchas mujeres con ese perfil de luchadoras sociales'. Y agrega: estamos frente a la historia de una mujer que tiene conflictos y presiones que viven hoy muchos campesinos de la región.

Precisamente Alonso Sánchez Baute, en una columna para EL Heraldo, subrayó que llama la atención que en una región tan machista y conservadora, ávida de toros y de vaquería, se arraigue tan fuertemente una mitología cultural en cabeza de mujeres revolucionarias en cuanto a liberadas, divertidas e, incluso, libertinas.

Así mismo, respecto al tema de la María Barilla con rol activista, el poeta Alexis Zapata Meza compuso una poesía sobre la diosa fandanguera:

No fue serpiente la que nos dio el pasaporte, para descifrar la cerrazón del infierno, ni fue tigre ni fue caimán, fuiste tú María Barilla, la que se atrevió a enfrentar nuestro silencio. (…) ¡Oh, María Barilla! ¡Oh, María Barilla! Fue en la hora en que le negaron al Sinú el perdón, que la tierra tuvo que parirte, para que tu cuerpo nos pudiera revivir.

La muerte de la fandanguera

Pero la noche de fandango no es eterna. Las velas se acaban, la banda se cansa y deja de sonar cuando la alborada empieza. Así también llegó el final de María Barilla, le tocó cumplir su cita con la eternidad y despedirse de la rueda del jolgorio.

El fallecido maestro orense Pablo Flórez fue uno de los músicos que más escarbó en la historia de María Barilla, más que todo sobre sus últimos días. Una muestra son sus dos piezas magistrales El dolor de María y La muerte de María Barilla, temas donde relata el ocaso de la vida terrenal de la dama sinuana. En el dolor de María Pablo Flórez relata: se murió solita, sin ningún consuelo, sus huellas bonitas se tragó este suelo.

Igualmente en La muerte de María Barilla parafrasea unas notas impregnadas de sentimiento: Bailaba como una pluma / en un remolino de notas / maldita flaca montuna / la muerte fue tu derrota ¡ay, hombe!.

María Barilla dio la vida por el jolgorio, por la música. Nadie se atreve a afirmar que el fandango la mató, pero sí el descuido por su propia salud fue lo que la condujo a la muerte. Sus biógrafos coinciden en afirmar que un cuadro de tuberculosis le impidió mover los pies y las manos para izar las velas en el fandango, que era como su patria.

Alcides Avilés relata que la mayo se sofocaba en el ruedo y se calentaba bastante las manos con la esperma. Cuando regresaba a la casa se acostaba sobre sacos en el piso pelado, lo que provocó que se volviera tísica, dice el comunicador.

Entre tanto Movilla cuenta que ella de día planchaba y de noche se iba para las fiestas, en donde bailaba sin cansarse como si fuera un cuerpo glorioso rodeado de luz y musica divina, y cuando volvía a su vivienda se bañaba. 'A María la atendieron los mejores médicos pero finalmente murió', aseveró.

Cosa similar cuenta Orlando Fals en su libro sobre la bailadora, en el que afirma que 'De día planchaba y se calentaba sus manos y su cuerpo y de noche bailaba al pie del río en los playones y ese cambio de clima la fue minando.

''Ella se fue enfermando hasta que desarrolló tuberculosis y con esos escalofríos ya no volvía a ponerse la rosca en la cabeza porque se le caía la taza de café. Murió en la piecita que había tomado en arriendo en la calle 34 con carrera 5 en Montería, en julio de 1940', dijo Fals.

Cuentan que como buena bailadora y amante del porro pidió que la banda amenizara su entierro pero, según Fals, esta no pudo tocar porque el director estaba enfermo. 'Pero sí tocaron en el velorio', afirmó.

Quizás porque no le cumplieron esa promesa fue que muchos aseguraron haberla visto, después de muerta, moviéndose entre la multitud cual presencia fantasmal, negándose a salir del círculo bullicioso del fandango, en el que estuvo confinada toda su existencia.

Continúa mañana.