Tras su charla con Jon Lee Anderson en el Hay Festival Cartagena, la bloguera cubana Yoani Sánchez habló sobre los cambios políticos en Cuba, la Revolución y el activismo digital.
¿En sus viajes se siente como una embajadora? Y si es así, ¿embajadora de quien?
No exactamente, yo nunca he militado en un partido político, yo trato de ser yo y creo que eso es lo que también aprecia la gente en mis textos: que no intento hablar en nombre de 'Cuba' o de 'los cubanos' porque 'el pueblo de Cuba' es uno de los pseudónimos que utiliza el poder. Cuando sale en el periódico 'el pueblo de Cuba ha decidido' el que decide es Fidel Castro, Raúl Castro. Yo digo con lo que pienso y no busco representar a nadie con mis palabras aunque mucha gente se sienta identificada, sobre todo la gente de mi edad.
¿Qué cree que va a pasar en Cuba políticamente en los próximos cinco años?
En el plano político no ha habido mayor cambio no han permitido la libre asociación, no se pueden hacer partidos políticos, pero ha habido reformas económicas, ha podido recibir cierta cantidad de divisas, por ejemplo la telefonía móvil, la llegada de las remesas, la posibilidad de abrir un negocio por cuenta propia. Eso le ha dado mucho respiro económico pero le ha hecho perder poder. Yo creo que una cosa trae la otra así que lo que vamos a ver es una perdida de control político.
¿Qué le dice a la gente que hoy defiende la Revolución cubana?
Por cada logro que ha habido en Cuba hay un precio que pagar. A mí me encantarían esos logros si no los tuviera que pagar con la moneda de la libertad. Me parece muy bien que haya una escuelita en cada pueblo pero veo que ese profesor no gana ni 20 dólares al mes, cuando ese niño que está en esa aula está aprendiendo a leer con frases como 'Fidel es un héroe'. Como es gratis, no podemos exigir. Yo quiero una educación de la que me pueda quejar. Porque, además, gratis no es. Eso sale de mi dinero no del bolsillo personal de Fidel Castro. Cuando yo voy a una tienda y pago por un litro de aceite yo estoy pagando hasta el policía que me reprime.
¿Considera que las revoluciones están condenadas a desdibujarse?
Yo he llegado a cuestionarme si la revolución es el camino. La revolución es un impulso que es agresivo, que deja a mucha gente lastimada, que hace esconderse por un momento los odios que después vuelven a brotar o hace que se divida la sociedad en víctimas y victimarios. La palabra revolución me provoca cierta alergia porque cuando lo miro lo que veo es un ciclo que después deja por el poder por largo tiempo a las personas que intentaron cambiar las cosas y termina creando un statu quo que es reaccionario que es inmovilista, que tiene miedo al cambio. Yo me considero más una reformista que una revolucionaria.
¿De qué otra manera se nota el desencanto por la Revolución?
Esa idea de la mística revolucionaria se conformó con la nueva trova y con una generación de intelectuales que puso su pluma y su poesía. Esa mística de que 'la revolución' está acompañada por creadores terminó. La ideología en el poder no tiene ya quien la explique bellamente. Uno oye las canciones de Silvio Rodríguez y a mí me emocionan, yo crecí con estas canciones, me gusta la poética, sin lugar a dudas. Pero, ahora ¿qué pasa? Ahora la gente ya no quiere oír la nueva trova. Ahora el himno de estos tiempos es el reguetón, que es una música del consumo, erótica, música del sálvese quien pueda, del consumo, del diente de oro, de los zapatos Nike. Esa música epopéyica ha sido sustituida por esto que no puedo juzgarlo estéticamente, no es mi especialidad, pero el reguetón es la cruda realidad.
¿Qué opina del las negociaciones para el proceso de paz colombiano que se está dando en La Habana?
Poco porque hay poca información. La información es a cuentagotas. De vez en cuando en la prensa sale una nota siempre desde la óptica de las Farc. Pero además por regla general la gente ve un tanto anómala eso de que haya conversaciones de un gobierno extranjero con una guerrilla armada de su territorio en un país donde el gobierno actual no está dispuesto a hablar con los disidentes y los críticos que ni siquiera han empuñado las armas.
¿Si mañana llegara la democracia a Cuba usted sería política?
No, yo me veo como periodista, en un medio, en una redacción. Sé que no tengo madera para política, me gusta hablar lo que pienso y eso no es bueno para un presiente.
Y de hecho está en proceso de crear un medio, ¿cómo es eso?
No vamos a imprimir porque imprimir es un delito que se llama propaganda enemiga. Vamos a tener una parte web que es un portal web que vamos a tratar de actualizar hasta cuatro veces al día que es un gran reto. Será un sitio web normal, con información, opinión, con tips para la vida, con el clima, con información sobre dónde encontrar qué que es algo importante en Cuba, amplios reportajes, periodismo de investigación. Tendrá una versión en PDF con lo mejor del sitio web que se va a distribuir dentro de la isla por USB. Este esta orientado al público nacional y a su vez va a crear el apetito por ir a ver el sitio cuando se puedan meter a internet.
¿Y qué van a hacer con la censura?
Bueno lo mejor que nos pueden hacer es bloquearnos porque a la gente le fascina lo prohibido. Cada cubano que se mete a internet se sabe una lista de proxys anónimos y así entramos a los sitios que queremos ver. Si nos bloquean eso nos lanzarían a la popularidad total.
¿Cómo acceden en este momento en la isla en Internet?
Hay formas y formas. A mitad del año pasado el gobierno abrió 128 puntos de internet a lo largo de toda la isla bajo el nombre de nauta por un precio de 5 dólares la hora. Eso sin lugar a dudas fue un paso de avance porque yo puedo ir a la esquina y conectarme, pero son ordenadores públicos con muchas páginas censuradas y con peligro de que te roben la información privada. Paralelamente sigue existiendo la intranet por sectores, de medicina, de cultura, y a través de eso las personas que han pagado cierta moneda ideológica, que parecen confiables, desde su casa se pueden conectar y ver las páginas oficiales. A través de eso se está moviendo mucha información también, escondida pero se mueve. Además de eso está lo que yo llamo 'la internet sin internet', donde la información no circula conectándose a internet sino porque un punto se conecta a internet, busca lo que interesa y baja información y después eso se pasa de usb a usb. Yo me bajé más de 200 Ted Talks y las llevé. Y el Twitter por mensaje de solo texto.
¿Qué papel cree que tendrá la nueva generación que nació con Internet?
Generación muy apática tal vez por el exceso de adoctrinamiento. Mucha de esa generación quiere escapar, no quieren vivir en La Habana y ponen sus ojos fuera. Sin embargo yo tengo esperanzas. Mucha gente me dice no, en la apatía no crece la rebeldía, y yo digo, sí, son apáticos, pero no son fanáticos. Ya no hay fanáticos al sistema y de la apatía se despierta. Yo tengo la fe en que el próximo presidente de Cuba está jugando baseball en una esquina de La Habana, nadie lo conoce, no tiene un pedrigree político, simplemente es alguien que quiere quedarse en Cuba y trabajar por su país.
Yo un día le pregunté a mi hijo Teo cuáles son los temas de los que hablan sus amigos cuando los profesores no escuchan. Y me dijo, los varones de fútbol, las niñas de telenovelas. Y a mí aquello me chocó pero me alivió, dije bueno, no son soldados. Hablan de lo que hablan los adolescentes en todas partes del mundo.