Por lo menos a 80 trabajadores del hospital San Jerónimo, vinculados con bolsas de empleo, les suspendieron ayer sus contratos con motivo de la reestructuración que realiza el agente interventor de la Superintendencia de Salud, Juan Guardo.
Enfermeras y trabajadores de servicios generales y facturación fueron desvinculados. Los afectados catalogaron la decisión como una 'masacre laboral' que no esperaban en medio de las maniobras de saneamiento que adelanta la Supersalud. La intervención del San Jerónimo data de hace un mes por el déficit financiero a raíz de la tercerización laboral a través de bolsas de empleo y una cartera por cobrar a las EPS que supera los 60 mil millones de pesos.
Por la protección que les ofrece la ley, cinco empleadas embarazadas esperan una respuesta ante sus reclamos.
El representante de la Supersalud dijo que 'es una medida necesaria por la sobrepoblación laboral'. 'Son acciones para llevar al hospital a términos funcionales', sostuvo Guardo.
Diana Morelo, una de sus asistentes, declaró que al personal retirado le solicitaron las hojas de vida para garantizarles que serán llamadas a trabajar a medida que implementen un proceso para tener en cada sección el número de empleados requeridos.
En el San Jerónimo laboraban unos 700 empleados, la mayoría contratados por bolsas de empleo.