Guasimal, Montería. El tradicional fandango que todos los fines de año celebran los habitantes del corregimiento Guasimal, de Montería, esta vez no tuvo bailadores por culpa del chikunguña que golpea fuerte a sus habitantes.
Ramiro Díaz, profesor y líder del corregimiento, señala que de las 2.000 personas que viven en la localidad por lo menos la mitad tiene o ha padecido la enfermedad. 'La gente del pueblo en Navidad y Fin de Año aprovecha que llega mucha gente de visita y hace fandangos, pero este año las fiestas quedaron solas puesto que hay muchos enfermos y otros que ya pasaron la enfermedad y no pueden tomar licor', dijo el profesor.
Y es que las dolencias del terrible virus impidieron que los bailadores pudieran recibir el Año Nuevo en la plaza del pueblo porque el cuerpo no respondía y tuvieron que quedarse encerrados en sus casas para salir a la medianoche a dar un tímido saludo a sus vecinos.
Albania Cabrales Licona, quien llevaba varios días en cama, describió lo que siente: 'El primer día me comenzaron a doler las coyunturas, después me broté por todo el cuerpo y el dolor de cabeza era insoportable, pero no acudí al médico puesto que uno sabe que le mandan es puro acetaminofén', relató.
Los que ‘hacen su agosto’ en pueblo son los dueños de la única botica que hay en la localidad, sin embargo, solo se ha disparado la venta de analgésicos.
'Se me han agotado varias veces ese tipo de medicamentos y he tenido que hacer pedidos a Montería, pero nuevamente se acaba, la gente vienen hasta en la noche a despertarme porque no aguantan el dolor producido por esa enfermedad', dice Nesley Herrera, dueña de la farmacia.
Rosa Durango, la única enfermera que hay en la localidad y quien estuvo afectada, señala que la gente no va al puesto de salud porque no hay médicos y la especialista que visita el pueblo salió de vacaciones. 'Le gente me pide que les tenga soluciones, pero la situación se me sale de las manos, yo les he pedido que hagan las gestiones para que les manden un médico provisionalmente o les digo que se vayan al hospital de Valencia, el más cercano'.
Pero la comunidad de Guasimal no quiere ir a Valencia debido a que la urgencia de ese hospital está llena, puesto que en esa localidad el nímero de casos también es alto.
Los estantes de licores de las tiendas de Guasimal permanecieron ayer llenos.
En Guasimal, muchos aseguran que el chikunguña es un ‘castigo de Dios’ puesto que la gente se ha abstenido de consumir licor en diciembre. No obstante, este 'voz a voz' ha sido desvirtuado por la comunidad religiosa de Guasimal.
'Aquí nadie se ha salvado'. Zaira Patricia Herrera, líder de una comunidad cristiana de la zona, dice que durante el mes de diciembre tanto la iglesia católica como las evangélicas han permanecido cerradas, puesto que los feligreses también están enfermos. También los cantineros dicen que no han tenido clientes para brindar por el Año Nuevo.
'Las canastas de cerveza están completas, el surtido de ron en las estanterías no se ha vendido nada porque los que no tienen chikunguña, tienen parientes con la enfermedad', dice un tendero.
Díaz resume lo que vive el pueblo con una frase: 'en Guasimal el único que baila y está de fiesta es el chikunguña, como ocurrió el 31'.