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Tras el paso por el nuevo Puente Pumarejo, inaugurado a finales del año 2019, la movilidad entre Barranquilla y el municipio de Ciénaga (Magdalena), de paso con Santa Marta, norte del Caribe y centro del país, se torna compleja, debido a que se pasa de una doble calzada con ocho carriles, a un camino en el que apenas caben dos vehículos, uno en cada sentido.

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Para la conectividad y distintos factores de las economías regionales, esta situación ha representado un escollo grave a lo largo de décadas. Además, en los años recientes se ha agravado por la acelerada erosión costera, que en varios puntos de la vía ha requerido intervención permanente para su mitigación.

Es por eso que la llamada Troncal del Caribe, una vía construida en los años 50 bajo el gobierno del general Gustavo Rojas Pinilla, desde hace ya bastante tiempo, empezó a quedarse corta para la competitividad de la región y la conectividad necesaria entre Barranquilla, como epicentro comercial e industrial del Caribe colombiano.