Para la juventud, no es fácil la decisión hoy en día de asumir el celibato, y quizás más compleja aún la motivación de una nueva generación para convertirse en sacerdotes.

En uno de los escritos de mi libro “Al Viento y Al Azar” y que título Alternativas frente al Celibato, afirmo: Los sacerdotes católicos, inmersos en el dogma del celibato, viven también rodeados de un mundo morboso, contra el que deben defenderse utilizando una de dos alternativas. La primera: revistiéndose con la armadura de aquellos santos de otras épocas que luchaban a muerte contra las tentaciones. La segunda: el acceso al matrimonio, aboliendo de esta manera la castidad, como el mejor de los caminos para conjugar todos los peligros y tentaciones que campean en medio de una sociedad y proclive a su autodestrucción. Así, hace algunos años ya escribí estas líneas y la situación para los sacerdotes continúa igual, o quizás más grave.

En el portal católico Aleteia leí un artículo preocupante: ¿Por qué hay sacerdotes que se suicidan?, a propósito de la jornada mundial de la prevención del suicidio que se llevó a cabo el pasado 10 de septiembre. Aquí, el Pe. Deivide Marcklai Rocha Cerqueira, autor e investigador, incluye un dato desgarrador, 17 sacerdotes que entre los años de 2017 - 2018 se quitaron la vida en Brasil.

El portal agrega: “El sacerdote se ve inundado por un continuo cansancio físico y psicológico, además de poder empezar a desarrollar una frialdad en el enfrentamiento del ministerio que antes ejercía con tanto celo”.

Igualmente plantea si hoy en día la iglesia católica se está preocupando más por atender la administración de la misma que por hacer seguimiento a los sacerdotes en su diario caminar, sus angustias, sueños, frustraciones y sus tentaciones de diferente índole. Y concluye, creo que no hay nada más hermoso para un sacerdote que recibir una llamada o visita de su obispo y antes de oírle preguntar cómo están las finanzas de la parroquia, escucharle preguntar con sinceridad: Hijo mío, ¿tú cómo estás? ¿Has rezado? ¿Cómo estás de salud? ¿Has comido bien?

Todo lo anterior refleja en gran medida el estado emocional del sacerdote hoy y vemos como algunos de ellos internamente viven su propio “infierno”. El Papa Francisco se ha convertido para bien en el líder de un cambio integral que necesita la Iglesia y una inmodificable necesidad de acomodarse al ritmo del mundo de hoy. Son muchas las reformas que se podrían asegurar debe asumir el Concilio Vaticano en su sabiduría plena y está en deuda que se lleven a cabo contra viento y marea.