Sobre la tragedia humana y económica causada por el régimen chavista en los últimos 25 años hemos leído mucho, especialmente en los últimos días dada la victoria incuestionable de la oposición en las elecciones recientes. Tal vez lo que no sea claro para muchos de los lectores de EL HERALDO, sobre todo los más jóvenes, es el impacto tan directo y doloroso que ha tenido para los bolsillos de los caribeños.
Un dato ampliamente difundido, pero que vale la pena recordar, es que en 2008, en el pico del comercio bilateral entre Colombia y Venezuela, se exportaron más de US $6 mil millones de dólares de bienes al vecino país. En los años siguientes ese indicador llegó casi a cero y aún con el restablecimiento de las relaciones comerciales en septiembre de 2022, en 2023 las exportaciones llegaron a US $673 millones. Es decir, casi una décima parte del dato de 2008. Aunque muchos de estos productos fueron fabricados en ciudades industriales de toda Colombia, más de la mitad salieron por el Caribe, como lo demuestran las cifras de la DIAN de exportaciones por aduanas del Caribe donde en el 2014, de los casi US$ 2 mil millones de exportaciones totales salieron US$ 1.150 millones por nuestra región.
Me atrevo a proponer una hipótesis, difícil de medir, de un efecto colateral del colapso de la economía venezolana: muchos empresarios del Caribe que hubieran aprendido a exportar con un mercado objetivo “fácil” por la proximidad geográfica, tamaño de mercado y cercanía cultural, dejaron de hacerlo y tal vez nunca dieron el paso a vender sus productos por fuera de Colombia. Cómo me comentaba un familiar, miembro fundador de la Cámara de Comercio Colombo-venezolana, y que tuvo múltiples negocios de importación de alimentos, insumos de construcción, confecciones y otros productos en Venezuela: “el impacto de la crisis no fue solo material sino también espiritual”. Porque la realidad es que casi todos los caribeños tenemos padres, tíos, abuelos o primos que alguna vez fueron a trabajar y a hacer negocios en Venezuela y crearon relaciones personales y comerciales que aún dejan huella.
Esa historia empresarial entrelazada sumada a la presencia de cientos de miles de colombianos que regresaron al país después de décadas de vivir en Venezuela y otros cientos de miles de migrantes venezolanos que llegaron a nuestra región recientemente hace más palpable la ilusión de volver a tener una Venezuela democrática y de libre mercado. Tal vez pronto los empresarios del Caribe y de toda Colombia podamos aportar un grano de arena a la reconstrucción de la patria hermana. ¡A trabajar para estar listos desde ya!