Una de las principales preocupaciones con cualquier tecnología emergente de alto impacto es el efecto que va a tener sobre el desarrollo económico y social del planeta. Especialmente que sea un catalizador para el cierre de las brechas en productividad y generación de ingresos entre países pobres y ricos y no que exacerbe las diferencias ya existentes. En este sentido la inteligencia artificial (IA) presenta unas oportunidades potencialmente transformadoras para el llamado Sur Global o el mundo en desarrollo.
Como lo describe la prestigiosa revista The Economist en su especial esta semana, la IA tiene una ventaja inusual cuando se trata de revoluciones tecnológicas y es su mecanismo de distribución. Hoy en día miles de millones de personas de bajos recursos en países emergentes ya tienen en sus manos teléfonos celulares con los cuales podrían tener acceso a chatbots inteligentes. Lo importante es el idioma y la simplicidad con lo que información de alta calidad pueda interactuar con este tipo de usuarios. Y más si puede impactar áreas como la educación y la salud donde Latinoamérica y todo el mundo en desarrollo requiere grandes avances.
Tal vez es más fácil ilustrarlo con algunos de los ejemplos mencionados por la revista. En India ya el gobierno está utilizando una herramienta tipo ChatGPT con capacidad de reconocimiento de voz para permitirle a campesinos analfabetas preguntar por facilidad crediticias gubernamentales. En Brasil investigadores están robusteciendo una IA médica para apoyar el entrenamiento del personal de salud y mejorar el cuidado que le dan a sus pacientes, particularmente cuando apenas están empezando. En Kenya prontamente estudiantes de colegio estarán haciéndole preguntas a un chatbot sobre sus tareas, que a su vez utilizará estas preferencias del alumno para mejorar las siguientes clases y lecciones.
Lo esperanzador es que el tamaño de inversión para lograr este tipo de instrumentos, por parte de gobiernos nacionales y locales que tienen pocos recursos, bajarán rápidamente en la medida que aumenta exponencialmente el número de usuarios. Cuando se revisan las cifras comparativas en escolaridad y salud básica entre países ricos y pobres está claro que sin personas más educadas y más saludables difícilmente podremos competir. Pensar que darle herramientas de IA que asesoren con calidad y en tiempo real a, 24 horas al día y 7 días a la semana, a doctores y enfermeras, profesores y maestros, y por qué no eventualmente, a gobernadores y alcaldes a que todos tomen mejores decisiones, es un sueño que hoy ya parece estar a nuestro alcance.
@RPlataSarabia