Hace algunos meses le contaba a los lectores de esta columna sobre un hito en la historia de internet: la velocidad de adopción de ChatGPT que logró llegar a más de 100 millones de usuarios en dos meses luego de salir al aire. Esta semana vemos que la red social Threads, una copia de Twitter propiedad de Meta, logró el mismo número en apenas 5 días imponiendo un nuevo récord. Pero la historia de Threads tiene un trasfondo y un conflicto. Empecemos por el primero: la compra de Twitter por parte de Elon Musk.

En los 8 meses desde que el fundador de Tesla y SpaceX compró la red social de mensajes de texto por $US 44.000 millones, sus posiciones fuertes y controversiales han generado ilusiones y odios. Para un grupo de usuarios la promesa de defensa de la libre expresión a toda costa es una bocanada de aire fresco en el marco del recurrente estado de censura y corrección política en las redes. Esto se tradujo en la llegada a Twitter de importantes personajes de la vida pública de USA, como es el caso de Tucker Carlson, que luego de ser el anfitrión del show más visto de la televisión de ese país, aterrizó ahí cuando su relación con Fox News se acabó. También reactivaron usuarios muy visibles que habían sido bloqueados como el del polémico expresidente Donald Trump.

Para otros tuiteros, la reducción de casi 80% de la fuerza laboral de la empresa generó problemas técnicos que desmejoraron la experiencia. Si bien se estabilizaron rápidamente eran un augurio que las cosas no estaban bien. Esto termina reflejándose en una caída año a año de aproximadamente el 4% del número de usuarios, que si bien no fue el éxodo masivo que vaticinaron los antagonistas políticos de Musk, si refleja un descontento real. Algunas firmas de marketing digital estiman incluso que la caída anual en los anunciantes es de alrededor del 28%, lo cual sería un golpe potencialmente irreparable.

Para contrarrestar este efecto nocivo, Musk trajo una nueva CEO, Linda Yaccarino, que tiene una trayectoria fuerte en relacionamiento con pautantes. Adicionalmente, hace dos semanas limitaron el número de trinos que pueden ver quienes hagan parte del servicio Twitter Blue que cobra US$8 por mes por la consabida verificación azul, con miras a incentivar las suscripciones. Y en los últimos días anunciaron el pago directo de más de US$5 millones de los ingresos asociados a la publicidad. a los tuiteros de mayor alcance, en lo que pareciera ser montos superiores a lo que pagan otras plataformas, incentivando el ecosistema de creación de contenidos.

La batalla entre trinos e hilos continúa la próxima semana.