Desde una perspectiva normativa constitucional el Estado Colombiano es un país de regiones. En tal sentido la Región Caribe es una realidad que aglutina ocho departamentos con características socioculturales afines.

Sin embrago, desde el punto de vista jurídico político la Región Caribe carece de un desarrollo legislativo que la haga autónoma, circunstancia que ha impedido tener un desarrollo equitativo con respecto al centro del país, pese a las ventajas comparativas que ofrece.

El atraso de la Región Caribe nos invita a soñar con un futuro promisorio construido a partir de las fortalezas que emergen de la propia región. Sin soslayar la importancia de su reglamentación previa legislativa, tendiente a crearla como ente administrativo territorial autónomo, desde lo formal a lo material, sin lo cual toda proyección regional resulta nugatoria.

Todo sueño a futuro de la Región Caribe necesariamente debe basarse en la competitividad interna e internacional. El Foro Económico Mundial define la competitividad como: “el conjunto de instituciones, políticas y factores que determinan el nivel de productividad de un país. El nivel de productividad a su vez determina el nivel de prosperidad que puede alcanzarse en una economía”.

Por tanto, se hace necesario implementar por lo menos las siguientes tres políticas de Estado, en concordancia con los indicadores de desarrollo propuesto por el FEM, las cuales se interrelacionan y complementan.

1.- Política para competitividad en infraestructura. Se deben crear y fortalecer instituciones regionales que nos aglutinen. En infraestructura la creación de mega puertos: aéreos, fluviales y marítimos para la potenciación de un ambiente macroeconómico sostenible. Troncales de transporte  multimodal regional por los tres medios de anteriormente indicados. Ampliación de cobertura de prestación de servicios de salud, educación básica, superior y capacitación de alta calidad.

2.- Política para competitividad de mercado. La eficiencia del mercado de bienes, servicios y laboral debe fundarse en la atracción de inversión productiva de capitales nacionales e internacionales, ofreciendo garantía de estabilidad jurídica de la inversión, que dinamice el desarrollo del mercado financiero. Ampliar el tamaño del mercado tendiendo a la sofisticación de negocios, tecnología e innovación.

3.- Política para la competitividad medioambiental y turismo. Aumentar la oferta de los servicios de turismo de: negocios, ecoturismo y recreación, aprovechando el gran potencial de biodiversidad, industrial y empresarial regional.

Una Región Caribe competitiva es la que soñamos. Tenemos que trabajarla mas allá del discurso manio de campaña.