Cada 25 de noviembre se celebra el Día Internacional para la Eliminación de la Violencia contra las Mujeres declarado por la Asamblea General de la ONU (Organización de las Naciones Unidas) en honor a las hermanas Mirabal quienes fueron brutalmente asesinadas en la Era Trujillo por su activismo y participación política en contra del régimen del dictador, que gobernó a República Dominicana por más de 30 años. Esta conmemoración, se realiza con el objetivo de invitar a los gobiernos, a las organizaciones internacionales y ONG a coordinar acciones que permitan sensibilizar la conciencia pública para eliminar todas las formas de violencia contra las mujeres.
Y es que la violencia contra las mujeres y las niñas, sigue siendo preocupante y persiste en todas sus formas a pesar de las diferentes iniciativas para prevenir, sancionar y erradicarla. Según la Oficina de las Naciones Unidas contra la Droga y el Delito (ONUDD), durante el 2020, en todo el mundo, 81.000 mujeres y niñas fueron asesinadas y 47.000 murieron a manos de su pareja o integrante de la familia. En Colombia, por su parte, y según el Instituto Nacional de Medicina Legal se registraron 978 feminicidios en 2021 y entre enero y junio de 2022, han matado a 307 mujeres.
Esta violencia de la cual son objeto las mujeres es una violación recurrente de sus derechos humanos que ha sido ampliamente tolerada y arraigada socialmente; pero que además tienen nefastas consecuencias físicas y sicológicas que colocan a las víctimas en una posición de vulnerabilidad, contribuyendo a incrementar aún más la desigualdad y discriminación de género. En las últimas décadas, el país ha ratificado innumerables tratados internacionales vigentes sobre derechos de las mujeres logrando avances significativos en el desarrollo de leyes para promover la igualdad de género. Si bien estas normas proporcionan un marco sólido de avance en el tema, siguen existiendo desafíos para su aplicación, como por ejemplo, el acceso al mercado laboral.
La autonomía económica de las mujeres resulta fundamental en la lucha contra la violencia. Aunque en las últimas tres décadas, Colombia ha tenido el mayor incremento en la tasa de participación laboral femenina en América Latina, sigue presentando brechas en la tasa de ocupación de alrededor de 20 de puntos porcentuales, además, es uno de los países de la región con las mayores tasas de desempleo femeninas, con un mercado laboral con sesgos de género representados en ocupaciones y sectores económicos de menor productividad e ingresos más bajos y altas tasas de informalidad. Una de las principales barreras de acceso al empleo formal es la inequitativa división de roles en la responsabilidad del cuidado no remunerado en el hogar; las mujeres dedican en promedio en Colombia, 4 horas diarias más que los hombres a las actividades de cuidado.
Es por ello que conmemoraciones como las de hoy, recuerdan la necesidad de seguir trabajando en una sociedad más consciente en donde se protejan los derechos humanos y se puedan garantizar oportunidades en igualdad de condiciones para ambos sexos, pero sobretodo se logre eliminar las diferentes tipologías de violencias, en las cuales las mujeres siguen siendo las más afectadas.