Quién es una buena persona? ¿Qué características hay en una buena persona? ¿Cómo podemos determinar que alguien sea bueno, o en su defecto, lo contrario? Entre más años tengo, más difícil me es responder estas preguntas, pues no todo es blanco o negro, y casi siempre, una persona buena sencillamente se equivoca. Casi siempre una persona buena hace cosas malas, y hay muchos factores que eventualmente la llevaron a hacerlas.
Sin embargo, todavía hay ciertos aspectos que me ayudan a palpar la esencia de alguien, ciertos ‘requerimientos’ que me ayudan a hacer ‘un primer filtro’, y ciertas características que me ayudan a separar a los que aún conservan nobleza y bondad en su corazón, de los que no tanto.
Para mí, se dice mucho de una persona por la forma cómo trate a la mamá, por la forma cómo trate a los niños, por la forma cómo trate a los animales y, por último, por la forma cómo trate a aquellos que le prestan un servicio.
Tengo claro que habrá muchos de ustedes que me refutarán esta premisa diciéndome que ‘no necesariamente esto es cierto’, ya que conocen a algunos que tienen un muy buen trato con la mamá, con los sobrinos, con los animales y con los empleados, y que, por ejemplo, tratan terrible a su pareja, pero a gran escala, creo que estos son más bien ‘las excepciones a la regla’, y que, por el contrario, quizás es un buen punto de partida para determinar qué es ser un buen ser humano.
Si una persona trata mal a la persona que le dio la vida, no puede ser una buena persona. Si una persona abusa de los niños, no puede ser una buena persona. Si una persona obtiene placer matando o hiriendo a los animales (el otro día vi un video de una mujer cortándole la cola a unos gatos solo por diversión), no puede ser una buena persona. Y si una persona trata con bajeza a alguien que le está ayudando o prestando un servicio, no puede ser una buena persona. Y no me vengan con que a estos últimos ‘se les está pagando’, pues hacer un trabajo no puede significar dar ‘rienda suelta’ al maltrato.
Claro, cualquiera puede ser ‘buena gente’ con aquel que consideran ‘por encima’ (ejemplo, un jefe o una persona con poder económico, político o social), cualquiera puede ser ‘la mata de la queridura’ con aquel que necesitan que les haga un favor, pero, a la inversa, es impresionante los casos de muchos de esos ‘buena gente’ que se transforman como por arte de magia en alguien completamente distinto.
Quizás por eso es que lo primero que veía en ‘un prospecto de novio’ era la forma cómo trataba a los meseros en las primeras citas. Algunos se ‘escacharon’, y de aquellos no quise conocer más a fondo.
Creo firmemente que solo podemos construir una sociedad decente si al menos nos paramos de la cama con la intención de tratar bien al que tenemos al lado, sea este tu empleador o tu empleado, sea este un ser humano o un animal, sea este un niño o un anciano. Podemos equivocarnos, eso está claro, pero el listado de los aciertos debe ser siempre más largo.
Porque en un mundo en el que hay tantos que restan, tenemos que luchar para ser de los que suman.