En nuestra vida cotidiana, a diario lidiamos con responsabilidades, afanes, retos, frustraciones, decepciones, preocupaciones, etc., que tensionan nuestro estado de ánimo y tranquilidad mental e, incluso, al somatizarlos afectan nuestra salud. La vida moderna se ha tornado convulsionada y compleja, discurre muy de prisa, lo que nos encara, de manera casi permanente, con el estrés, como una respuesta natural ante los desafíos que supone esa complejidad.

La Organización Mundial de la Salud (OMS) lo define como “un estado de preocupación o tensión mental generado por una situación difícil”, e indica que es normal que todas las personas experimenten cierto grado de estrés. Sin embargo, cuando se torna excesivo puede producir consecuencias físicas y psicológicas como dolor de cabeza, presión arterial alta, insuficiencia cardíaca, supresión del sistema inmunitario, problemas de la piel, diabetes, obesidad, disfunción sexual, úlceras gástricas, al igual que ansiedad, síndrome de burnout (cronificación del estrés laboral), estrés crónico, distrés, entre otras.

La afectación que nos genere está determinada por la manera en que reaccionamos a los hechos que lo estimulen. Para ello, desde las neurociencias se recomiendan hábitos saludables como practicar ejercicio o técnicas como el mindfulness y el yoga. Para la OMS, podemos gestionar el estrés al seguir una rutina diaria puede ayudar a sentir que controlamos mejor nuestra vida, lo mismo que dormir lo suficiente, siendo constantes en los horarios y limitando el uso de aparatos electrónicos antes de dormir; mantener una interacción social adecuada, expresar a personas de confianza nuestras preocupaciones, llevar una dieta saludable y, algo muy importante en esta época de sobreinformación, evitar pasar demasiado tiempo consumiendo noticias.

Llaman la atención sugerencias como la del médico Daniel López Rosseti, de la World Federation for Mental Health, en un artículo en Infobae, para quien la apropiación de la frase “es lo que hay” puede contribuir a gestionar el estrés porque, aunque puede sonar a resignación “en realidad es un poderoso mantra de aceptación” que no equivale a rendirse ante la realidad sino a reconocerla y actuar efectivamente ante lo que enfrentamos.

Sea cual sea el método que elijamos es fundamental reconocer las circunstancias que nos causan estrés y aplicar correctivos que nos permitan una vida sana en medio del ajetreo diario, poniendo pausa cuando lo requiramos y priorizando nuestro bienestar físico y mental.