Por Jorge Quintero Otero*

Esta semana el Fondo Monetario Internacional y la Cepal presentaron sus más recientes estimaciones del crecimiento económico esperado para América Latina en el 2019. Ambas instituciones ajustaron a la baja sus previsiones de crecimiento para la región (1,4 % y 1,1 %, respectivamente), debido principalmente a la difícil situación económica en Venezuela, país en el que se pronostica que su producción se contraerá en cerca del 25 %. Sin embargo, el bajo ritmo de crecimiento esperado para la región también es explicado por las recesiones que se esperan este año en Nicaragua y Argentina, y la disminución en las expectativas de crecimiento de las dos principales economías de la región, Brasil y México.

En ese contexto, la previsión de crecimiento de 3,5 % que hace el FMI para Colombia es bastante positiva, al ser superior inclusive a su pronóstico para la economía global (3,3 %). Entre los factores que más están contribuyendo a estas favorables perspectivas en el crecimiento económico del país están los mayores precios internacionales del petróleo que se han venido registrando en las últimas semanas y las expectativas de que el Banco de la República pueda mantener las tasas de interés en los bajos niveles actuales ante la ausencia de fuertes presiones inflacionarias.

Desde el Gobierno nacional también se reclaman créditos por esta mejora esperada en el crecimiento de la economía colombiana considerando los estímulos a la inversión establecidos en la ley de financiamiento. Sin embargo, hay que tener presente que la inversión de las empresas no responde de manera inmediata a estos estímulos y, por otro lado, los efectos de las inversiones sobre la capacidad productiva de las empresas también tardan un tiempo importante en materializarse. Por lo tanto, no esperaría que los impactos de estos incentivos a la inversión se vean reflejados en el crecimiento económico del país antes del 2020.

Aunque el panorama económico del país luce alentador, hay varias amenazas que pueden afectar el ritmo de crecimiento del país, entre ellas la debilidad de la economía global que puede afectar la demanda externa, la coyuntura política, económica y social en Venezuela, y las dificultades en la implementación del acuerdo de paz que, de complicarse, requerirán respuestas de política económica acertadas y oportunas.

*Profesor de Economía de Uninorte