Lo que Petro no quiere entender, porque pierde un bla-bla-bla, es que no son las vías las que crean los desarrollos económicos entre los puntos que comunican, sino la pujanza económica de cada sitio la que exige comunicarse entre ellos
Existen más pruebas del desinterés de Gustavo Petro por las necesidades insatisfechas de los chocoanos, uno de los departamentos más atrasados y pobres del país y que por razones obvias más recursos necesita del gobierno nacional: la palabra Quibdó no aparece en su Plan de Desarrollo y la asignación presupuestal para el Chocó (2023-2026) la disminuyó en 24% sobre la del gobierno anterior, al reducirla en $3,6 billones, de 15,6 a 11,6 billones.
A la vista está que son muy escasos los bomberos y que carecen de las dotaciones adecuadas y que también son muy pocos los helicópteros y los aviones capaces de apagar incendios rurales –con frecuencia la única manera de enfrentarlos–, incendios que siempre se presentan en los Niños de altas temperaturas, dada la gran resequedad de la vegetación, y sin necesidad de que haya manos criminales.
Quien le crea a Petro pensará que los colombianos le aportamos tanto al problema del cambio climático, que debemos sacrificarnos por la humanidad. Y nada más lejano a la verdad: si Colombia destruye su economía y su sociedad para reducir sus emisiones de dióxido de carbono (CO2) –las de la quema de los combustibles fósiles–, en absolutamente nada se solucionará el lío global.