A nivel departamental y local la lucha entre estructuras criminales sigue marcando la dinámica de violencia, convirtiéndose en el principal desafío de gobernabilidad.

Los indicadores para Barranquilla como para el Departamento Atlántico son bastante dicientes. En el primer semestre del año, el Departamento evidenció un aumento del 89% en sus homicidios frente al mismo periodo del año anterior. En lo que va del 2024 ya el Atlántico superó los 50 homicidios que había registrado durante todo el 2023.

En Barranquilla, la dinámica de homicidios también es compleja. En el primer semestre registró un aumento del 16% frente al mismo periodo del año anterior. Si en los meses faltantes para terminar el año se mantienen los promedios de homicidios registrados durante los dos últimos años, la ciudad terminaría el año con 388 homicidios y una tasa de 29 homicidios por cada 100.000 habitantes. La más alta desde el 2017.

Vale la pena preguntarse ¿Por qué en Barranquilla aumenta la violencia homicida, mientras que en ciudades como Medellín o Cali disminuye?

En Barranquilla se evidencia un avasallamiento criminal entre diversas estructuras delincuenciales, por lo que los registros de homicidios se han convertido en verdaderos indicadores de competitividad criminal. Ninguno de los grupos enfrentados ha logrado conseguir hasta el momento la hegemonía que aspiran sobre rentas ilícitas y territorios.

Adicionalmente, es relevante mencionar que en Medellín hay una negociación directa entre el gobierno nacional y estructuras de crimen organizado en el marco de la paz total. Por su parte, Cali tiene una importante cercanía territorial con Buenaventura, donde también se presentan diálogos entre el Gobierno y estructuras criminales como los “Shottas” y los “Espartanos”.

En Cali, los Barrios “El Valladito” (Comuna 15) y el Caney (Comuna 17), son referentes como zonas con complejas dinámicas de violencia, muchas de ellas ligadas con actores criminales vinculados a Buenaventura. Podría afirmarse que la disminución de registros de homicidios en ciudades que donde se desarrollan negociaciones de manera directa (Medellín) o que están indirectamente relacionadas con los efectos de esas negociaciones por su cercanía territorial (Cali/ Buenaventura) no son necesariamente evidencias que en solitario puedan acreditar estabilidad o garantías a largo plazo de un proceso de consolidación de la seguridad.

Esto quiere decir que no necesariamente en estas ciudades se están haciendo o tomando medidas totalmente diferentes a las que se toman a nivel local, simplemente evidencia la existencia de dinámicas criminales diferentes y la presencia de actores delincuenciales que tienen incentivos para mantener bajos los niveles de violencia en clave a sus objetivos de negociación con el Gobierno nacional.

@janielmelamed