Colombia es un país en donde con agrado se acepta la participación electoral cuando conviene a las élites, que solo validan como referentes e intermediarios, entre los ciudadanos y el gobierno, a los partidos y legisladores. Pero la mayoría de los ciudadanos no cree en partidos, congreso y gobiernos; por ello la tendencia es a votar por personas. Por otra parte, existe una total fractura en los campos ideológicos de la derecha e izquierda, con extremismos en la derecha. Cuando la izquierda tiende a consolidar su moderación ideológica, la derecha fortalece sus fundamentos y convicciones antidemocráticas, especialmente en las regiones. En este contexto Alejandro Gaviria anuncia su candidatura para la presidencia 2022.
Gaviria debe decidir si se presenta o no como independiente. Si lo hace sin partidos afectaría electoralmente a la Coalición de la Esperanza integrada por el fajardismo (primer golpeado y damnificado), el movimiento de Jorge Robledo, el Partido Verde (lo cual podría favorecer a Petro) y los sectores liberales de Humberto de la Calle y de Juan Manuel Galán que aspiran beneficiarse con dicha candidatura. El uribismo sería el segundo más afectado, dado que sus sectores menos radicales se acomodarían con Gaviria, perjudicando al más ortodoxo y mayoritario. Finalmente, dicha candidatura podría perjudicar en menor grado a los liberales y al Pacto Histórico (proclive a Petro, quien tiene un gran electorado y en ascenso, que le garantizaría su paso a la segunda vuelta).
Por la trayectoria de Gaviria, y su primer pronunciamiento, se podría catalogar su postura como liberal, que paradójicamente no es tan lejana de las ideas de Petro. Quizás Gaviria es liberal radical y Petro de izquierda socialdemócrata. Considerando las vacilaciones del fajardismo, la fractura de la izquierda, las dificultades y extremismos del uribismo y la atomización del campo ideológico de la derecha, la ruta por la presidencia con Gaviria decanta tres escenarios políticos para la elección en segunda vuelta.
Primero: pasan Gaviria y un candidato de la extrema derecha. Para esto se requiere que la extrema derecha y la derecha vayan en coalición, con un candidato uribista moderado, y que en primera vuelta se derrote al fajardismo y toda la izquierda. Este escenario es quizás el menos probable.
Segundo: pasan Fajardo y Gaviria. Poco probable porque los dos compiten por los mismos electores llamados de centro, con propuestas y clivajes cercanos; lo cual reduce posibilidades a este escenario que solo sería posible si se incrementa la votación total a favor del “centro” político y no del petrismo.
Tercero: pasan Petro y Gaviria. Mientras que Petro tendría asegurado el paso a la segunda vuelta, Gaviria debe acercarse al liberalismo y debilitar sustantivamente al fajardismo, al resto de la derecha y al Partido Verde. Este escenario es el más probable de los tres. Petro podría ganar votos en los nuevos y jóvenes electores de los sectores sociales 1, 2 y 3, mientras que Gaviria podría hacerlo en los sectores 4, 5 y 6.
Estos escenarios dependen de la participación electoral, la evolución de las otras candidaturas y de si Gaviria se presenta por un partido.