Si algo he valorado durante estos años ha sido mi columna de los martes en EL HERALDO. Sus directivas, Anita y mis lectores han sido muy generosos conmigo a pesar de que estoy segura de que en muchas ocasiones les debe haber incomodado mi franqueza. Créanme que cuando fui crítica lo hice impulsada por mi inmenso amor por Barranquilla a la que siempre he considerado mi cuidad; por la Región Caribe que siempre será la parte de Colombia a la que me siento unida. Alguien algún día me dijo que uno pertenece a ese lugar donde estudió y yo pase por muchos colegios de Barranquilla, no por floja, créanme sino por un padre que me subía permanentemente mis metas. Pero también uno se siente parte de esa tierra donde entierra a sus padres y aquí están las tumbas no solo de ellos sino de mi hermano. Razones de mucho peso para ser barranquillera.
Ahora me han surgido nuevas responsabilidades cuya precisión aun no conozco pero que me obligan a suspender mis columnas. Debo coordinar los empalmes del nuevo gobierno en Planeación y Agricultura y por eso les pido permiso. Primero a las directivas de EL HERALDO y a Anita; su gran eficiente y amorosa jefe de nosotros los columnistas; segundo a mis lectores incluyendo a aquellos que me regañan cuando haga críticas que les molestan pero que en su momento he considerado pertinentes sobre temas de la ciudad y de esta región. Una de las que he recibido vino directamente de una de mis compañeras de colegio que en una ocasión me dijo públicamente: "no le tires piedras al techo de tu casa." Acepté el regaño, pero no me arrepiento de lo que dije porque es nuestra obligación como columnistas expresar sinceramente lo que consideramos ayuda a nuestra audiencia a reflexionar.
Me iré de la página editorial por un tiempo que no tengo idea de que tan corto o largo será, pero de entrada quiero pedirles permiso para retomar mis columnas cuando no existan incompatibilidades para hacerlo. Pero como todos los días, seguiré a primeras horas de mañana entrando a leer por Internet EL HERALDO para saber no solo como anda mi ciudad, y mi región sino ese pueblo costeño que tanto necesita de nuestro apoyo y que hoy tienen la ilusión de que les llegó la hora. No en vano las Costas de este país le dieron el triunfo al nuevo gobierno.
No será una de esas frases cordiales que siempre se dicen, sino que la anoto con toda la responsabilidad que eso significa. Desde donde esté, este pedazo de tierra colombiana seguirá siendo parte fundamental de mis responsabilidades y sabré responder en la medida de mis capacidades a ese nuevo reto. Me harán falta mis columnas, pero seguiré de cerca el devenir de Barranquilla y de la Región Caribe. Por supuesto, mientras regreso si ustedes me lo permiten. Por lo pronto solo les pido a las directivas de este periódico y a mis lectores que me deseen "buen viento y buena mar." Y les repito: ¿me dan permiso?
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