No es una exageración afirmar que los colombianos en general viven momentos en donde la confusión prima y por ello es necesario tratar de aclarar algunos puntos que ayuden a dar luces sobre el futuro inmediato. Para empezar una cosa es el paro nacional y otro la protesta social. Sobre el primero se requiere un fin pronto porque se ha paralizado la vida nacional pero la segunda seguirá sin duda porque su respuesta, aunque debe empezar de inmediato, seguirá en el tiempo dada su compleja naturaleza. La razón es obvia, se trata de la mayor convulsión social que ha vivido este país y que debe llevar a un serio replanteamiento de la forma cómo ha evolucionado su desarrollo. Esta es la contribución inmensa de una juventud mucho más informada, mucho más valerosa, mucho más valiente que generaciones anteriores. A estos jóvenes se les deberá la construcción de una sociedad más justa, más transparente, más solidaria, pacifista y mucho más ajustada a las verdaderas necesidades del siglo XXI.

Pero el paro tiene que encontrar una rápida salida y van más de 40 días, muchos de ellos de negociaciones entre el gobierno y el comité del paro, y solo se ven contradicciones. Aunque el comité no representa a todos los que están en las calles, por algo el gobierno se ha sentado con ellos. Se afirma por un lado que ya hay 16 puntos de acuerdo para empezar, óigase bien, para empezar a negociar, pero al mismo tiempo Emilio Archila dice que no hay acuerdos. Por favor. Independientemente de las culpas, lo que debe quedar claro es que el que tiene el costo político es el Gobierno porque su función es asegurar de manera pacífica la solución de los conflictos de esta sociedad. Y la verdad es que solo se ve en sus actitudes un interés perverso: dilatar y dilatar que se sabe es el interés de quien no debe estar gobernando este país, el expresidente Uribe. El es en este momento un simple ciudadano sin ninguna responsabilidad de hacer cumplir la Constitución.

Es este sentido que el presidente Duque, alejado de este inmenso compromiso y dedicado a dar declaraciones internacionales que profundizan la confusión, debería ejercer la autoridad y no militarizando medio país. Es el gobierno el que debe encontrar las vías para salir de este momento y esto implica dos acciones que no está realizando. Con el comité del, paro sentarse día y noche, sin interrupciones hasta encontrar la salida. Así es que se negocia en el gobierno. Pero además, una metodología para que el gobierno nacional y los gobiernos locales se sienten con los grupos ya definidos de los jóvenes en distintas partes del país y empiecen a identificar demandas para avanzar en estrategias de corto, mediano y largo plazo. Claro que tanto el comité como los grupos regionales de jóvenes tienen una responsabilidad, pero el costo político de no avanzar es del gobierno. Así de sencillo.

Si tanto el comité como los jóvenes ven decisión del gobierno de encontrar salidas, lo que me perdonan, pero no es evidente, responderán porque lo que buscan son soluciones, respuestas y no seguir viviendo en este mar de contradicciones.

cecilia@cecilialopez.com