Una cadena en las redes sociales se propuso demostrar a los electores que no se debía votar por Duque. Un examen de las cinco razones en que se apoyaba esa afirmación reveló que todas eran falsas.
También resultó ser falsa la afirmación difundida en las redes sociales sobre el sueldo que reciben los reinsertados de la guerrilla que, de acuerdo con su jerarquía, crecería hasta alcanzar el máximo nivel de los sueldos de los congresistas (más de $30 millones) para los comandantes.
Los anónimos cibernautas que urden y ponen en circulación sus mentiras no actúan solos; suelen ser activistas de campaña a favor de algún candidato que ha incorporado la mentira a su arsenal de armas preelectorales.
Son reveladores los resultados del rastreo que La Silla Vacía (LSV) le está haciendo al discurso de los candidatos en busca de verdades, falsedades o cuasi mentiras.
En un foro celebrado en febrero con candidatos al Senado por Santander, entre 25 afirmaciones fueron verdaderas 8; 12 (casi el 50%) o eran falsas (3) o engañosas (3) o verdades a medias (3) o rampantes exageraciones (3) ¿Les creerán ustedes a esos senadores?
Los candidatos a la presidencia ofrecen niveles diferentes en materia de veracidad. Cuando La Silla Vacía le aplicó su detector de mentiras al discurso de los candidatos en el debate promovido por RCN a fines de abril, apareció en el primer lugar de las falsedades la entonces candidata Viviane Morales; fue en segundo lugar Gustavo Petro y de tercero Germán Vargas Lleras. Duque no dijo mentiras, pero se paseó todo el tiempo por los atajos del engaño, la verdad a medias y la exageración. Humberto de la Calle tuvo un nivel mínimo de mentira y Sergio Fajardo estuvo en el nivel cero de mentiras. ¿Cuál sería el nivel de mentira tolerable para un presidente?
A Fajardo lo habían entrevistado en LSV y el detector encontró en 48 afirmaciones que 36 eran ciertas, 9 debatibles, 2 engañosas y una falsa. En una ocasión parecida, Gustavo Petro tuvo 30 afirmaciones ciertas, 10 falsas y 12 engañosas. En un discurso de Germán Vargas el detector destacó, entre 38 afirmaciones, 21 ciertas y 7 falsas.
La mentira es, pues, un arma electoral en uso; y ¿qué clase de gobierno puede esperarse si la mentira llega al poder?
La profundización de las diferencias y los odios, me parece oírles decir a filósofos tan diversos como Vattimo y Ricoeur. De un libro del italiano copio: “la verdad de la política deberá buscarse sobre todo en la construcción de consensos”. Y al francés le oigo decir algo que no es pronóstico sino comprobación: “del vínculo entre el poder totalitario y la mentira; esto debe dar comienzo a una crítica útil de la ciencia política”.
-A estas dos consecuencias: la división de la sociedad y su caída en lo totalitario, la mentira agrega la maldición de la desconfianza, el insulto a la inteligencia y el arrogante desprecio del ciudadano.
-Lo peor de todo es que usted y yo ya sabemos que nos mienten.