Lectores amigos: es para reír o para arrancarse las mechas del pelo. Pero hemos iniciado una labor muy ingrata cuando se abordan unos cuantos temas antiguos del boxeo y nos tropezamos con que hemos perdido los nombres de los protagonistas.
Anunciamos en una crónica que hubo un boxeador de raza negra que en cada combate que verificaba, horas antes o días antes, anunciaba en que round noquearía a ese adversario. Los historiadores de vieja data decían que el hombre no había fallado una sola vez, y fue el púgil que Muhammad Ali resolvió imitar anunciando sesenta o setenta años después, en que round ‘liquidaría a ese adversario’. El pronunciamiento de Alí tuvo la fortuna de encontrar anchovas en los primeros combates suyos, pero cuando ascendió la calidad de sus adversarios desistió de su imitación.
El caso que vamos a referir no es de pronóstico para señalar nocauts en las peleas, pero sí se produjo el nocaut que un boxeador norteamericano llegado a Bogotá en compañía de su manager ganó en el primer round por nocaut a un boxeador bogotano.
El púgil gringo fue citado a la embajada de Estados Unidos porque al embajador lo había molestado que en la propaganda del combate se anunciaba que era campeón de su país, el púgil le dijo al embajador cuando este le apuntó que se decía que él era campeón de EEUU, “yo nunca he dicho eso señor embajador, quien lo dice es el promotor. Pero lo que sí le aseguro es que lo noqueo en el primer round”.
“¿Y por qué usted está tan seguro de eso?”, le pregunto el embajador. "Yo lo he visto entrenar y no tiene nada".
En efecto, el púgil gringo noqueó al bogotano, pero como dijeron que la caída de este había sido por un resbalón, se montó la revancha, y el resultado fue el mismo, el gringo ganó en el primer round.
Un caso parecido lo hubo en Barranquilla, cuando el boxeador de Santa Marta, llamado o apodado ‘Negro Lorenzo’ vino a pelear a esta ciudad con un boxeador hijo de francés que llenó el Teatro Cisneros. Cientos de aficionados samarios apostaban a su paisano, pero pocos eran los que acogían la apuesta.
Y comenzó el combate que solo duró unos cuantos segundos, porque el púgil bogotano le soltó una derecha al plexo y Lorenzo rodó a la lona, noqueado de un solo golpe. De ese combate nació la tesis de que los negros tienen en la boca del estómago su problema de asimilación, ya que muchos son noqueados en el mundo por ese mismo golpe.
Ese mismo púgil volvió a Barranquilla treinta años después como promotor de lucha libre y tenemos que confesar finalmente que nunca lo entrevistamos para recordar su nocaut sobre ‘el Negro Lorenzo’, en una falla periodística nuestra, por no haberlo entrevistado.