Presento disculpas a la comunidad de mis lectores por el favor que les voy a pedir, pero me va la tranquilidad en ello.

Hace unos 14 años, mi hija y yo cometimos un grave error al vender un carro a una persona de quien no teníamos razón por la cual dudar, pero, a la larga, resultó peor de lo que podríamos haber imaginado. El error consistió en que mi hija debía irse para Bogotá a especializarse en medicina de manera inmediata y el comprador debía encontrarse conmigo en la Secretaría de Tránsito, para lo cual fue citado en innumerables ocasiones a las que nunca asistió. Desde entonces, se ha aprovechado de esa situación para usufructuar el carro para lo que sea mientras le pagamos los impuestos.

A propósito de impuestos, cumplo con ellos a cabalidad porque es mi deber como ciudadano, lo cual me ha llevado a aceptar el error cometido y a pagarlos, sobre todo con el fin de cerrar el caso y detener el pago injusto de dichos impuestos. En ese orden de ideas, he ido la cantidad de veces que ha sido necesario al tránsito para tratar de finalizar con esto y he pagado los impuestos que nos han cobrado.

Ayer, fue mi esposa convencida a reclamar un paz y salvo por todo lo que acabamos de pagar y que, supuestamente, daba por cerrado el caso al establecer que se habían pagado todos los impuestos y podíamos hacer el documento como “Traspaso a persona indeterminada”. Terrible sorpresa se llevó: estamos debiendo más millones de los que hemos pagado hasta ahora mi hija y yo. Repito: millones que hemos pagado por ser honestos.

Lo que me rompió las pelotas, perdón, pero estoy tratando de controlar la rabia y la impotencia, es que el tipo que lo está disfrutando ¡acaba de renovar el Soat y en pocos días la revisión técnico mecánica!

Considero que, más allá de mis frases de grueso calibre, he demostrado ser un ciudadano que actúa con rectitud y que quiere, igual que El Joe, quedarse en Barranquilla, para lo cual, acudo a todos ustedes para que me ayuden a localizar a este señor que abusa de manera perversa de nosotros al esconderse y no venir a cumplir con sus obligaciones, mientras se beneficia de algo que no le pertenece, porque ese carro, señor Persona Indeterminada, sigue siendo mío.

Ante todo, solicito la colaboración de todas las autoridades del tránsito en Barranquilla, o fuera de ella, para que me respalden como ciudadano que paga sus impuestos con seriedad, a detener ese carro para aclarar la situación porque ese señor tiene que pagar esos impuestos, no nosotros. Lo que solicito de ustedes es, nada más y nada menos, que me ayuden a hacer justicia, que me hagan creer en ustedes como autoridad que, además de cobrar cada peso con rigor, también saben defender al contribuyente que está siendo abusado desde lo tributario por una persona malintencionada.

QGL 599, Ford Festiva modelo 1994, gris piedra. ¡Ayúdenme a encontrar al pícaro!

haroldomartinez@hotmail.com