Con mucha vergüenza pido excusas a los más de 2.000 habitantes de Chorrera por el cero que me ‘comí’ al establecer su población solo en doscientos. Dicho esto, celebro que allí como en casi la mayoría de corregimientos y hasta municipios del Departamento, todavía no ha llegado la propiedad horizontal como forma de vivienda. Con muy pocas excepciones, convivir en los edificios es una verdadera pesadilla sin que importe el estrato económico ni la ubicación geográfica del inmueble, en casi todos la perturbación sonora es poderosa, los conflictos se multiplican y cada quien cree que ser dueño de una parte significa que puede afectar al todo con absoluta tranquilidad.

Veamos situaciones que he conocido de primera mano, no sin antes aclarar que todo edificio tiene un reglamento interno que ha sido aprobado por la Asamblea de Copropietarios, donde no falta ni un detalle de cultura ciudadana sobre temas como el uso de áreas comunes, manejo de relaciones vecinales, horarios de trabajo que requieran personal externo e instrumentos de calibre ruidoso, límite horario para celebraciones, prohibición de ruidos domésticos excéntricos después de 10 de la noche, deberes y derechos de las personas empleadas en la portería y manejo de las mascotas. Y allí se comprueba que el papel lo aguanta todo.

Salvo en aquellos edificios donde existe ascensor de servicio, la mayoría de las porterías se transforman en sala de citas de las empleadas domésticas o reunión de residentes o amarre de mascotas, y no falta un radio a suficiente volumen, y esto se inicia a las cinco de la mañana y puede terminar a la medianoche, porque son diferentes inquilinos quienes hacen esta actividad. Otras veces, a golpe de diez de la noche, quien vive encima de ti decide cambiar la decoración y venga a rodar muebles y martillar paredes. Si tienes la suerte de tener un apartamento compartido por solteros la rumba estalla cualquier noche, y ve a tocarles pidiendo respeto: te insultan y hasta te pegan, sí, te van dando tu trompada sin el menor problema.

Estacionan mordiendo la línea de demarcación y dejan medio vehículo fuera para que les quede cómodo bajar su mercado, pero no regresan a cuadrar como es debido y al vecino le corresponde un ejercicio de parqueo en ocho o nueve tiempos para lograr instalarse en su espacio, si quiere evitar la correspondiente pelotera.

Ahora bien, la Lonja de Propiedad Raíz acaba de alertar sobre una modalidad muy perjudicial para los propietarios: la constructora maneja la administración con contrato de servicios y esa persona va al ritmo de la empresa, por lo que la solución de fallas y daños se hace cuando a aquellos les queda tiempo. Siguen siendo mejores las administraciones independientes, casi todas llevadas por mujeres, que solucionan de inmediato y tienen mucho interés en que todo funcione perfecto, porque de allí devienen sus ingresos, lo que crea una relación más sana.

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