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El gobierno de Gustavo Petro ha malgastado cientos de millones de pesos vendiéndole al mundo el eslogan de su gobierno: Colombia potencia de la vida. Lástima que esa buena intención no se traduzca en hechos. En este 2023, que está a punto de culminar, Colombia volvió a ser potencia de la muerte, como lo ha sido en las últimas décadas. Para que Colombia se convierta en potencia de vida se requiere mucho más que la buena voluntad de Petro.

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Las cifras muestran la magnitud de la tragedia en lo que tiene que ver con las muertes violentas, muchas de ellas causadas por organizaciones criminales y guerrilleras con las que Petro se ha mostrado extremadamente generoso, como ocurre con el ELN y las llamadas disidencias de alias 'Iván Mordisco'. Ni aquellas, ni estas, han disminuido su comportamiento criminal, aún en medio de acercamientos o negociaciones con el gobierno.

Este año se han cometido en Colombia 90 masacres, desde La Guajira hasta el Amazonas y han sido asesinados 160 líderes sociales, 40 de ellos firmantes de paz de las antiguas Farc, como es el caso de Phanor Guazaquillo, asesinado la semana pasada en Puerto Asís, Putumayo.

Durante el gobierno de Petro han sido asesinados más líderes sociales que durante los gobiernos de Juan Manuel Santos e Iván Duque. No obstante, ni el gobierno, ni sus seguidores, han convocado y realizado marchas con carteles que digan 'nos están matando', como ocurrió en el gobierno de Duque.

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El silencio en la actualidad de quienes antes gritaban en las calles resulta más que llamativo. La verdad es que en el gobierno de Petro también 'nos están matando', pero pocos protestan, especialmente los petristas, quienes -al parecer- consideran que hay muertos que vale la pena llorar y otros que no.

Cuando a Petro se le indagó por esta tragedia nacional, justificó las monstruosas cifras con el cínico argumento de que en el gobierno de Duque también hubo un número similar de muertos, aunque aclaró que en los gobiernos de Santos dicha cifra fue menor. 'Nuestro objetivo es bajar las cifras de nuevo y por eso hablamos de nuevo de paz. Hacer trizas la paz trae estas consecuencias, el aumento de las víctimas en Colombia se hace a través de masacres y de muertes individuales y secuestros. Yo creo que retomar la senda de la paz, como estamos intentando hacer, vuelve a poner las cifras positivas', declaró Petro desde Dubai.

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De manera que a la hora de buscar los protagonistas del año que está por terminar, por desgracia, las masacres y las muertes violentas ocupan un destacado lugar. Aunque prometió en su campaña presidencial acabar con este flagelo, lo cierto es que -hasta el momento- este es otro compromiso incumplido por Petro. Ojalá que en el 2024, los colombianos podamos disfrutar de un año en paz y tranquilidad.

¿Porqué las masacres y el asesinato de los líderes sociales fueron grandes protagonistas en el 2023? Veamos:

Las cifras de la vergüenza: 90 masacres y 160 líderes asesinados

Aunque Petro señala a Duque de haber hecho 'trizas' la paz, lo cierto es que en sus manos dicho propósito terminó agonizando. Su voluntad de paz no se ha traducido -hasta el momento- en hechos de paz. Las escandalosas cifras así lo indican. En tan solo 15 meses de gobierno de Petro se han cometido en Colombia 90 masacres y han sido asesinados 160 líderes sociales. Si Petro no fuera gobierno, sino oposición, como en tiempos de Duque, ya Colombia estaría 'incendiada' con petristas en las calles gritando: '¡Nos están matando…!'.

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¿Qué medidas ha adoptado el gobierno de Petro para evitar que estas masacres y asesinatos ocurran? ¿Cuáles son las instrucciones recibidas por la Fuerza Pública para cumplir con su obligación de hacer presencia en todo el territorio nacional? ¿Qué dice el ministro de Defensa, quien ahora sostiene con desparpajo y desvergüenza que recibió una Fuerza Pública 'disminuida'? ¿Disminuida? ¿Qué pasa con la moral de las tropas? ¿Perdieron su capacidad de combate? ¿Se acobardaron? ¿Quién responde? Un ejército que no combate a sus enemigos con valentía y determinación, es un ejército condenado a fracasar. ¿Es esa la situación de nuestro Ejército Nacional? Está claro que el ministro Velásquez no es la persona indicada para estar al frente del Ministerio de Guerra.

¡Presidente, defienda a los firmantes de paz y líderes sociales…!

Si la situación de las Fuerzas Militares es preocupante, en lo que tiene que ver con la moral de combate y falta de resultados, la de los líderes sociales y firmantes de paz de las Farc es peor. Petro tampoco ha podido garantizar sus vidas. De los 160 líderes sociales asesinados durante su mandato, 40 de ellos son firmantes del acuerdo de paz con el gobierno de Juan Manuel Santos. Es decir, son víctimas que creyeron en la reconciliación nacional y por eso abandonaron las armas. Esas muertes Petro no se las puede achacar a Duque, ni a Santos.

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Todas son su responsabilidad. El líder de la comunidad nasa Phanor Guazaquillo es uno de ellos. El gobierno se hizo el sordo ante las amenazas que recibió. Ni Petro, ni el ministro del Interior, Luis Fernando Velasco, escucharon las voces de quienes les dijeron que a Guazaquillo lo iban a matar. Y lo mataron. ¿Por qué el gobierno no tomó las medidas para salvarle la vida? ¿Porqué Petro y Velasco permanecieron indiferentes ante las graves denuncias? Todavía retumban en el Congreso las palabras desgarradoras del representante a la Cámara William Ferney Aljure al ministro Velasco: '¡Ministro, estoy hablando de Phanor Guazaquillo, el hombre que le presenté y le rogué que lo cuidáramos y ayer lo mataron'. Guazaquillo simboliza el nulo interés que despiertan los firmantes de paz de las Farc en el gobierno Petro.

La presencia de la Fuerza Pública en todo el territorio nacional no se negocia

Para alcanzar la paz total, Petro necesita primero desescalar el lenguaje que utiliza contra quienes tienen diferencias políticas. No puede darle a sus opositores el tratamiento de enemigos y a los enemigos del Estado tratarlos como contradictores políticos. Su lenguaje ofensivo y hasta injurioso contra aquellos que no piensan como él, faculta a sus millones de seguidores en las redes sociales a descargar contra ellos su odio y resentimiento. Y ello se traduce en más violencia.

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La generosidad con los enemigos del Estado no puede comprometer la soberanía nacional, ni la integridad territorial. No puede haber terrenos vedados para nuestra Fuerza Pública. El ministro de Defensa debe entender que ese principio fundamental de la Nación no se pacta, ni se negocia, con las organizaciones criminales. Y así también lo deben entender quienes porten las armas y los uniformes de la Patria. ¿Desde cuándo la presencia de nuestras tropas en cualquier lugar del territorio nacional es objeto de pactos con bandas criminales o grupos guerrilleros?

La paz total, la feria de la improvisación

La carta de renuncia de Danilo Rueda como Alto Comisionado de Paz llegó muy tarde. O algo mejor: Rueda jamás debió ser designado Comisionado de Paz. Su papel en el llamado 'Pacto de La Picota', junto al hermano del presidente Petro, Juan Fernando Petro, sigue sin aclararse. Colombia nunca supo cuál fue el verdadero alcance de las reuniones de Rueda y compañía con presos de todas las raleas en las distintas cárceles del país. Con ese confuso antecedente, Petro no debió asignarle la enorme responsabilidad de sacar adelante y de manera simultánea una negociación de paz con ocho organizaciones criminales y guerrilleras del país.

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La llamada 'paz total' en cabeza de Rueda estaba condenada a fracasar. Punto al entregar su cargo, Rueda no tiene nada que mostrar. No hay una sola negociación consolidada, ni siquiera la del ELN, que sigue poniendo condiciones en la mesa de negociación, mientras la delegación del gobierno guarda silencio o se desahoga escribiendo trinos, quejándose por la altanería del ELN. Entre tanto, alias 'Iván Mordisco' ordena a los habitantes de los pueblos del Cauca que saquen a patadas a nuestros soldados, mientras el ministro de Defensa, Iván Velásquez, de forma cobarde, descarga su impotencia y su incapacidad en el Ejército Nacional. Rueda y Velásquez son los rostros del fracaso del gobierno de Petro en materia de paz y seguridad.