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Richard Phillips Feynman dijo que las matemáticas son 'el lenguaje de la naturaleza'. Galileo Galilei sugirió antes que hay un gran libro, en él está la filosofía y solo se puede leer cuando se conozca ese lenguaje: el de las matemáticas. 

Mientras está leyendo este texto cientos de cosas pasan a su alrededor. Si lo lee en papel, para que llegara a su mano tuvo que pasar por una serie de procesos, todos con algo de matemáticas. Y si lo lee en digital, desde el momento de teclear la dirección de este portal, está haciendo uso de ellas. 

Aunque no lo pareciera, y pese a que seguramente pocas veces alguien le ha dicho 'mucho gusto, soy matemático', son más de lo que cree y no todos están enseñando a los más jóvenes a sumar, restar o factorizar —la primera parada para que muchos sientan pavor por esta ciencia básica—. Se trata de investigadores, científicos, personas que buscan solución a problemas de nuestra cotidianidad que van desde los videojuegos, las sugerencias de Netflix para la siguiente serie que queremos ver, hasta el análisis de datos de una encuesta nacional o la seguridad de las transacciones bancarias. Una ciencia universal, a veces invisible. 

Tampoco son personas detrás de un tablero lleno de ecuaciones. No miran al piso cuando hablan y mucho menos son seres asociales que no disfrutan de tiempo de ocio. No encajan en el estereotipo del nerd del salón. Son más que eso. 

'Si tienes un reloj que te dice cuántos pasos das, tu ritmo cardíaco, todo va a la nube y es digital. El análisis de toda esa información está hecha por matemáticos. Somos de los mejores preparados para hacer algoritmos y analítica de datos', explica Valerie Gauthier, directora del Departamento de Matemáticas Aplicadas y Ciencias de la Computación de la Universidad del Rosario.

Cómo hacer para saber si aseguras o no a una persona, eso es modelo matemático, y así los ejemplos pueden seguir y nosotros, los no matemáticos, seguir sorprendiéndonos del lenguaje que desconocemos, pero que casi sin querer hablamos. 

Aníbal Sosa, profesor del Departamento de Matemáticas y Estadística de la Universidad Icesi, de Cali, cuenta que uno de los mitos que hay es que solo las personas extremadamente inteligentes pueden estudiarla. Él dice que no, 'es más algo de intuición, de querer dominarla y querer explicar'. Lo otro es que dicen que son personas raras o extrañas, que viven en ellos mismos, 'y no es cierto', son 'muy sociables'. 'Lo que sí tenemos es que somos estrictos y disciplinados', opina. 

En esa línea va Natalia Hernández, docente de tiempo completo de la Universidad del Norte. Ella, integrante de las Marimondas del Barrio Abajo, se califica como una 'huesera', teniendo como punto de referencia los comentarios de sus estudiantes sobre aquellos chistes flojos que suele contar en sus clases, pero que a más de uno divierte. Natalia también es matemática.

'Lo más chévere es que las matemáticas están al servicio de resolver problemas de la sociedad. Siempre. Todo lo que estamos viviendo tiene como base las matemáticas, eso es un lujo', dice Gauthier. Hernández lo resume en que ellos son los 'traductores' de la ciencia, los encargados de transformar lo que otros no pueden, pero necesitan para resolver un problema social.

Aníbal Sosa hace investigación en matemática aplicada, particularmente en problemas inversos en geociencias, pero también trabajos en ingeniería, en procesamiento de señales y optimización de portafolio con gente de economía. 

Valerie Gauthier hizo un doctorado en criptografía poscuántica, esa es su línea de investigación. 'La criptografía es cómo nos podemos comunicar con otra persona por chat, por ejemplo, cómo hacemos para que otro no coja esa información y la cambie antes de que llegue, entonces va cifrada. La idea es que cuando lleguen los computadores cuánticos toda esa criptografía se va a acabar y necesitamos buscar formas más seguras de comunicarnos', explica.

Mientras que Natalia Hernández se va por la estadística, interesada en encontrar interdisciplinariedad. 'Es un lenguaje que tiene que leer cosas, y no es de la nada, debe ser de problemas de otros'.

Así, como cada uno tiene una rama, existen muchas más formas de aplicar esta ciencia en la sociedad. Formas en las que no caemos en cuenta, pero usamos a diario.