, , , — Por tercera vez en la historia, la NASA ha avistado un cometa al que han llamado 3I/ATLAS, calificado como un objeto interestelar, es decir, que no pertenece a nuestra sistema solar.
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Fue el pasado 1 de julio cuando el telescopio de sondeo ATLAS, ubicado en Chile, reportó por primera vez al Centro de Planetas Menores las observaciones del cometa.
“Desde el primer informe, las observaciones previas al descubrimiento se recopilaron de los archivos de tres telescopios ATLAS diferentes en todo el mundo y de la Instalación Transitoria Zwicky de Caltech en el Observatorio Palomar del Condado de San Diego, California. Estas observaciones previas al descubrimiento se remontan al 14 de junio”, apunta la agencia espacial estadounidense.
El 3I/ATLAS es el tercer objeto conocido fuera de nuestro sistema solar. Los astrónomos lo han clasificado como interestelar debido a la forma hiperbólica de su órbita, es decir, no sigue una órbita cerrada alrededor del Sol.

“Al rastrear la órbita de 3I/ATLAS hacia el pasado, el cometa claramente se originó fuera de nuestro sistema solar”, precisa la NASA. Este cometa se suma a los otros dos descubrimientos en 2017 de Oumuamua, el primer objeto interestelar conocido, y a 2I/Borisov, en 2019.
Su tamaño aún es una incógnita, pero lo que sí pueden asegurar los científicos es que está activo, lo que significa que tiene un núcleo helado y una coma (una nube brillante de gas y polvo que rodea al cometa a medida que se acerca al Sol). “Por esta razón, los astrónomos lo clasifican como cometa y no como asteroide”.
Sobre si representa un peligro para la vida en la Tierra, la NASA ha sido enfática al decir que no, pese a que su trayectoria lo lleva al interior de nuestro sistema solar. “No se acercará a menos de 1,6 ua (unos 240 millones de kilómetros) de nuestro planeta”, así no hay nada que temer.
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Este cuerpo celeste, según estimaciones, seguirá siendo objeto de estudio mientras sea visible hasta septiembre próximo cuando pase muy cercal del Sol. Reaparecerá en el otro lado a principios de diciembre de este año, lo que permitirá reanudar las observaciones.

Preparan misión para conocer cómo afecta el viento solar a la Tierra
La NASA está ultimando los detalles para su misión ‘TRACERS’ (Rastreadores, en español), mediante la que dos satélites de pequeño tamaño estudiarán cómo el escudo magnético de la Tierra protege al planeta del viento solar, y cuál es el impacto de este fenómeno sobre el planeta azul.
El lanzamiento de los dos satélites gemelos está previsto para no antes de finales de este mes.
“Lo que aprenderemos con ‘TRACERS’ es crucial para comprender y, eventualmente, predecir cómo la energía solar impacta la Tierra y nuestros recursos espaciales y terrestres, ya sean señales de GPS o de comunicación, recursos espaciales de la red eléctrica y nuestros astronautas en el espacio”, dijo el director de la división de Heliofísica de la NASA, Joe Westlake, en una rueda de prensa virtual este jueves.
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“Nos ayudará a mantener un estilo de vida seguro aquí en la Tierra y a continuar facilitando la exploración espacial segura”, agregó.
El viento solar son emanaciones de partículas procedentes del Sol -principalmente protones y electrones- que interactúan con la Tierra y otros cuerpos celestes. Son la causa, entre otros fenómenos, de las auroras boreales.
No obstante, el investigador principal de la misión, David Miles, advirtió que el viento solar “también impulsa algunos de estos efectos negativos” que TRACERS desea comprender y mitigar, como afectaciones a las redes eléctricas, un envejecimiento acelerado o problemas en los sistemas GPS.
Impactos que, aseguraron los expertos, pueden ocasionar pérdidas de cientos de millones de dólares.
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La misión consistirá en dos satélites que volarán de polo a polo de la Tierra siguiéndose la una a la otra “con una separación muy cercana”, explicó Miles, lo que permitirá tomar mediciones en un corto lapso de tiempo sobre los cambios en la magnetosfera, como se conoce al escudo magnético del planeta.
“Cada nave obtendrá una medición del estado local del plasma, como el campo eléctrico, el campo magnético y los iones y electrones locales que lo componen”, describió.
La misión estará compuesta de otras tres cargas útiles, entre ellas una destinada a comprender cómo las partículas de alta energía dentro de las bandas de radiación que rodean la Tierra se dispersan naturalmente en la atmósfera.
“Estas partículas representan un peligro para nuestros satélites espaciales. También caen sobre nuestra atmósfera, donde pueden contribuir a la destrucción del ozono”, dijo la investigadora principal de esta misión paralela, Robyn Millan.