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En medio de la tensión diplomática por la que atraviesa Colombia con Estados Unidos son miles las historias de los colombianos que han sido deportados de ese país, no solo este martes sino hace algunos meses. La de Robert Martínez*, un joven cesarense, es una de esas.

El migrante, quien pidió ocultar su nombre, se fue en julio de 2024 buscando “mejores oportunidades” en Estados Unidos, pero ese “sueño americano” se acabó cuando fue tratado como “delincuente”.

El diario El Pilón habló con el migrante, que emprendió su travesía hacia el país norteamericano, tomando un bus desde la Terminal de Valledupar hasta Bogotá.

En la capital tomó un vuelo directo a Cancún, México, donde supuestamente lo estaría esperando un ‘coyote’ para ayudarle a cruzar la frontera rumbo a Estados Unidos. Sin embargo, las cosas no salieron como pensaba, pues tuvo que enfrentar grandes contratiempos.

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En Cancún, funcionarios de Migración le impidieron viajar a Ciudad de México por varias horas, incluso tuvo que reprogramar su vuelo y comprar un pasaje en clase ejecutiva. Finalmente viajó de la capital mexicana hasta Tijuana, ciudad donde empezaron a extorsionarlo. “Te ponen problemas los de Migración, pero para que les pagues, sino no te dejan mover”, contó.

Narró también que: “Llegando a la puerta del hotel asesinan al señor que iba entrando al lado mío. Yo sentí los disparos en la espalda. Empecé a gritar una clave que nos dieron y me abrieron la puerta”, añadió Martínez al medio antes mencionado.

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Después del susto, el cesarense pudo comunicarse con el coyote y emprendieron el viaje por zonas desérticas hacia los EE. UU., en las cuales aseguró puede llegar la muerte. “Desde ese momento estás más cerca de la muerte”, dijo.

En medio de su historia, Robert contó que llegando a los Estados Unidos, los carros de Migración de México empezaron a perseguir el bus en el que él iba, y tuvieron que entregarse a las autoridades estadounidenses, por lo que fueron “esposados de la cintura, pies y manos” para ser llevados en un bus hasta San Diego, California.

Ya en EE. UU. llegó a las conocidas ‘hieleras’, espacios a muy bajas temperaturas donde torturan a los migrantes. “Nos metieron en un cuarto de tres metros con más de 50 personas. Nos sacaron toda la información. Al rato llegó un oficial diciendo que habían encontrado a varias personas deshidratadas en el desierto. Eran los otros compañeros. Uno de ellos murió”.

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Sobre las hieleras, el cesarense recalcó que “son carpas inmensas donde las temperaturas son de 8 grados. Hay unas celdas y unas colchonetas muy pequeñas. Lo único que nos dan es una bolsa térmica para arroparse. La idea es no dejarte dormir para que sufras las consecuencias de intentar cruzar la frontera”, explicó Robert Martínez.

Después de una semana en ese lugar, el hombre fue trasladado a Texas “encadenado de cintura, pies y manos. Nos quitaron la ropa. Nos entregaron dos pantaloncillos y una vestidura azul de presos de bajo peligro. A los que tenían reseña legal le ponían ropa naranja. Ahí demoré 10 o 12 días”. Aseguró que fue tratado como “delincuente” y los lugares parecían cárceles.

Contó a El Pilón que las autoridades estadounidenses les decían que si aguantaban 15 días más, los soltaban y ya quedaban en su territorio. “Había un camarote. Todo era con reglas, como una cárcel. A las 6 de la mañana a desayunar, a las 9 salir al patio, a las 11 el almuerzo, luego hacer aseo y a las 4 la cena. Había playstation y tablets para comunicarnos con los familiares”.

¿Cómo fue su regreso a Colombia?

Robert Martínez narró que faltando un día para cumplir los 15 le dijeron que supuestamente lo iban a soltar en agosto de 2024, por lo que a él junto a otros colombianos los levantaron y los esposaron de cintura, pies y manos. “Nos llevaron a una ciudad grande, pero no sé qué ciudad era. Nos llevaron hasta un aeropuerto, donde nos esperaba el avión que nos traería a Colombia”.

“Todos los migrantes subieron al avión esposados de cintura, pies y manos, acompañados de agentes de Migración. Uno de nosotros se rehusó a ponerse las esposas y lo golpearon y estrellaron para que entendiéramos lo que nos podía pasar”, contó a El Pilón.

A pocos minutos de aterrizar, según contó, funcionarios de Migración les quitaron las esposas de la cintura, los pies y las manos y las escondieron. “Hicieron creer que veníamos bien”, sostuvo y añadió que la administración de Trump no ha sido la única que le ha dado un “trato inhumano” a los migrantes.