En la historia reciente de la ciudad de Valledupar no se había presentado una tragedia como la ocurrida en la Casa Hotel Riascos, donde se celebraba un matrimonio cristiano con al menos 120 personas presentes, entre invitados y los del área de logística.
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Eran las 8:30 de la noche del 1° de junio cuando el evento parecía transcurrir con normalidad. Los novios Ebet Shaday Calderón y Camilo Andrade, pertenecientes a la Iglesia Cristo Vive en Mí, acababan de dar el sí para toda la vida y se disponían a realizar el tradicional brindis.
Ese día, debido a la amenaza de lluvia, los organizadores de la boda decidieron trasladar todo al salón cerrado con aire acondicionado, del cual se conoció había sido recién construido. Ahí organizaron las lujosas mesas que adornaron con flores naturales y cristalería.
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La lluvia torrencial inició, pero no había de qué ‘preocuparse’ porque todos estaban bajo techo.
De repente todo empezó a sacudirse y algunos pensaron que se trataba de un temblor que poco suele suceder en esta región del país.
“Hubo una brisa muy fuerte, a las afueras había decoración y todo empezó a derrumbarse, pero adentro la placa empezó a agrietarse, a caer polvillo del concreto y ladrillo, es ahí cuando la gente empieza a gritar y en cuestión de segundos todo estaba en el suelo. Niños llorando, gritando, fueron momentos desesperantes”, narró a un diario local Carlos Martínez, uno de los encargados del trabajo audiovisual del matrimonio.
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